El Faro de Higuer es uno de los puntos más destacados del cabo homónimo, ofreciendo vistas impresionantes del Golfo de Vizcaya y la costa vasca. Desde aquí, en días claros, se pueden ver las costas de Francia y la ciudad de San Sebastián.
El faro actual fue construido en 1881, aunque ha habido una estructura de señalización en el cabo desde la antigüedad. Es un lugar ideal para tomar fotos y disfrutar del paisaje.
En el cabo Higuer se encuentra la montaña de Jaizkibel, punto geográfico donde comienza España por la línea de costa del Cantábrico (senda Talaia o GR-121). Aquí también comienza, o finaliza, la ruta transpirenaica que la une con el cabo de Creus, en Gerona, que coincide con la senda GR-11.
Desde el faro, se puede iniciar una ruta de senderismo que recorre la costa y ofrece impresionantes vistas del paisaje marino. Es un lugar perfecto para desconectar y disfrutar de la belleza natural del País Vasco.
Existen varios senderos alrededor del faro que permiten explorar la naturaleza y disfrutar de las vistas. Estos senderos son adecuados para caminantes de todos los niveles.
Una de las sendas que parte del faro concluye en el Mirador del Faro, una atalaya perfecta para contemplar la isla de Amuitz, la más occidental de la costa cantábrica.
Los acantilados del Cabo Higuer son espectaculares, con formaciones rocosas que han sido esculpidas por el mar a lo largo de los siglos. El mirador del Faro es un lugar perfecto para los amantes de la geología y la naturaleza.
Hacía calor esa tarde, mientras caminábamos por el cabo Higuer. El agua cristalina que chocaba contra las rocas llamaba nuestra atención; por eso vimos con buenos ojos un baño en alguna playa cercana. A la ida habíamos visto las playas de los Frailes y de Fuenterrabía, y nos decantamos por la segunda, de acceso más fácil.
La playa de Fuenterrabía se halla al otro lado del puerto deportivo, al este del monte Jaizkibel. Si vais en vehículo lo podréis estacionar de forma gratuita en el aparcamiento público.
La playa destaca por su arena dorada y fina y por el entorno tranquilo, seguro y accesible que la rodea. El hecho de que esté abierta al mar Cantábrico, se traduce en que las corrientes y el oleaje pueden ser considerables. Por eso, si vais con niños debéis extremar las precauciones.