El aparcamiento de las Torcas de Palancares se encuentra a unos 22 kilómetros de Cuenca. Si vais en coche, tardaréis unos 25 o 30 minutos en llegar. Los últimos kilómetros de este itinerario, por la carretera local, se os harán muy amenos, habida cuenta del extenso pinar que deberéis atravesar.
En el aparcamiento tenéis varios carteles interpretativos con información de la Reserva Natural: sobre las sendas, las torcas, la fauna, la vegetación... Agazapada entre el bosque se encuentra la Casa del Punto de Información, pero esa mañana estaba cerrada.
Del aparcamiento de las Torcas parten tres sendas: Corta (1.800 m), Media (2.780 m) y Larga (6500 m). A nosotros ya nos vino bien tomar la más corta, y visto lo visto, creo que fue suficiente para interaccionar con la belleza de este singular paraje.
El inicio de las tres sendas es el mismo, un ancho carril que se dirige a las Torcas del Agua y del Torcazo entre un bosquete de pinos. Estas torcas se encuentran a unos 150 metros del aparcamiento.
Nos asomamos primero a la Torca del Torcazo, un agujero de pendientes abruptas cubierto de pinos y vegetación. Desde el borde, debido a la espesa vegetación, costaba ver el perímetro.
A la derecha del camino, frente al Torcazo, un cartel anuncia la Torca del Agua, una depresión en el terreno de enormes proporciones. Al igual que en la torca vecina, un bosquete de pinos, encinas y sabinas ocupa el fondo y los laterales, obstaculizando la visión panorámica.
La Torca del Agua es gigantesca. Desde el borde no se ve el lado contrario. Su proceso de formación, como el del resto de las torcas de Palancares, tuvo lugar en el Cretácico Superior.
Las torcas se han formado en los materiales calcáreos del Mesozoico. En aquella época, los sedimentos que darían lugar a las rocas se depositaron en un medio marino de baja profundidad.
La infiltración del agua y su acción erosiva ha disuelto, a lo largo de miles de años, las rocas calizas situadas en profundidad. Esta disolución ha formado cavernas que finalmente son incapaces de soportar el peso de los materiales que tienen encima, generando un colapso.
Las torcas albergan una interesante muestra de fauna y de flora, incluyendo aves amenazadas, sabinares (sabina albar) y pinares, además de una notable diversidad de vegetación dentro de las depresiones, fruto de las condiciones de umbría y humedad generadas en su interior.
A continuación avanzamos por el carril en dirección norte, al encuentro de otras torcas. Caminamos a la sombra de altos pinos, bajo un silencio sobrecogedor, sin otros caminantes que nos acompañaran. Es lo que te puede ocurrir cuando visitas este paraje en agosto.
Habíamos cubierto unos 500 metros desde que salimos de la Torca del Agua, cuando alcanzamos la Torca del Lobo, un impresionante hoyo redondo flanqueado por un cortado rocoso de gran altura. El fondo, como de costumbre en estas torcas, carecía de agua y estaba cubierto de una espesa vegetación.
Las paredes verticales de la torca nos dan una idea de su origen: no se han formado por la disolución pausada del relleno, sino que se deben a un brusco derrumbe que desgajó las rocas.
Sobre las torcas existen infinidad de historias y leyendas, pero quizá una de las más hermosas, nos enseña el valor y el respeto por la naturaleza:
Cuenda la leyenda que un tal Zacarías, cazador de Cañada del Hoyo, disparó a un lobo por el pinar. El animal, herido de cartucho, se internó en esta torca y desapareció en una cueva inaccesible. Al caer la noche, una fuerte nevada obligó al cazador a guarecerse en la torca. El lobo pese a estar herido, le acogió en su cubil y ambos entablaron amistad.
Las sendas Corta y Larga confluyen en la Torca del Agua, por lo que podéis estirar la jornada admirando otras depresiones próximas, como la Torca Larga.
Nosotros decidimos completar el circuito de la Senda Corta dirigiéndonos a la Torca de la Escaleruela (dista unos 200 metros de la Torca del Lobo), de tamaño más reducido, y menos impactante a la vista.
Unos 200 metros separan la Torca de la Escaleruela de la ya conocida Torca del Agua. La senda la rodea por el norte, brindando nuevas e interesantes vistas de esta enorme depresión que, a pesar de llamarse "del Agua", no suele contener el elemento líquido (cosas de la sequía y del mes de agosto).
Se puede ir a la Torca de la Novia perfectamente a pie desde el aparcamiento, aunque yo recomiendo que lleguéis a ella en vuestro vehículo, pues se encuentra junto a la carretera.
Ante nosotros tenemos la Torca de la Novia, que con sus 0,35 hectáreas, es la más pequeña de las 30 depresiones que conforman el conjunto de las Torcas de Palancares (la torca más grande, la Torca Larga, tiene 1,27 hectáreas).
Las torcas son lugares húmedos y protegidos del sol y del frío extremo de la Serranía. Es por eso que están habitadas por plantas de hojas caduca, que no pueden habitar en otros puntos. En esta torca fue sencillo apreciar esta singular flora.