El refugio de montaña Casa de Piedra ocupa uno de los edificios que componen el conjunto histórico del Balneario de Panticosa. Está situado al fondo de la pradera, a 1.636 metros de altitud, y destaca por estar encajado en el gran circo glaciar, rodeado de altas y escarpadas montañas.
El refugio se encuentra en la zona de paso del GR-11 por el Balneario de Panticosa. Aquí comienza la ascensión a los tresmiles más emblemáticos de la zona: Garmo Negro, Infiernos, Argualas, etc.; y también es origen de nuestra ruta circular.
En las dintintas travesías que he realizado por los valles del Pirineo, he cubierto muchos kilómetros por la senda GR-11, o transpirenaica. Y en Panticosa volví a coincidir con ella.
Los primeros metros de la ruta de los Miradores se realizan por esta mítica senda. Se trata de un tramo en zigzag, muy pedregoso, que gana mucha altura en pocos metros, lo cual nos permite disfrutar de las vistas.
Recordemos que el GR-11 es la gran travesía senderista que recorre la cara sur de los Pirineos, desde el cabo de Higuer en el mar Cantábrico hasta el cabo de Creus en el mar Mediterráneo. Consta de 44 etapas y puede recorrerse en ambas direcciones.
En una las curvas del GR-11, la senda se acerca mucho al barranco que forma la cascada del Pino, en el río Caldarés. Tened en cuenta que en este punto no hay protección en forma de vallas, y si os asomáis, existe riesgo de caída.
A los quince minutos de subida alcanzamos el Mirador de la Reina, un maravilloso lugar desde el que poder contemplar la pradera de los baños y el ibón.
TOPÓNIMO DE LARREQue el mirador se llame de "la Reina" obedece a patrones orográficos y no a miembros de la corona o la realeza. En vasco larra/larre signfica "pradera".
A unos treinta metros del mirador llegaremos a una bifurcación. Hacia la izquierda el GR-11 os llevará hasta los ibones de Bachimaña, y hacia la derecha, una nueva senda os guiará por el itinerario circular hacia el Mirador de la Cascada del Pino.
Este nuevo tramo por la senda de los Miradores es prácticamente llano. Cuando cubráis unos metros avistaréis el puente del río Caldarés, otro punto interesante en la ruta.
Merece la pena realizar un alto en el puente de madera que cruza el río Caldarés. El rumor de las aguas al golpear las rocas del barranco, y la espuma blanca que origina, os dejará embelesados.
Río Caldarés desde el puente |
Río Caldarés desde el puente |
Acometeremos ahora un ligero descenso. La senda va pegada a la parte baja del circo glaciar, con el río Caldarés a nuestra derecha. Un cartel anuncia el Mirador de la Cascada del Pino, un imprescindible del itinerario circular.
TOPÓNIMO DE PINODesde el mirador contemplaremos, en toda su magnitud, la Cascada del Pino, voz que nada tiene que ver con una conífera. Su nombre iberovasco, pin, indica un elemento fino y alargado, y en el norte de España casi siempre coincide con cascadas.
Esa mañana varios grupos de jóvenes realizaban barranquismo por los torrentes del Balneario, en el barranco de Argualas y en el que nos atañe, el de Caldarés. Ante nuestros atónitos ojos, dos chicos hicieron rápel por la cascada del Pino, 30 metros de caída sujetos por una cuerda. Fue alucinante.
Cascada del Pino |
Cascada del Pino |
Proseguiremos con el trazado previsto alrededor del circo glaciar. La senda mantiene la altura ganada y a nuestra derecha podremos avistar la pradera, con los edificios termales y el ibón de Baños.
Cruzaremos una gran tubería de agua y a continuación rodearemos una gran barrera empleada como antialud. La infraestructura evita males mayores cuando la ladera acumula muchos metros de nieve.
Los siguientes metros los cubriremos en un prolongado descenso. En algunos tramos deberemos sortear pequeños torrentes que utilizan el camino pisado para fluir hacia la pradera, y en otros deberemos pasar como podamos sobre grandes troncos caídos, que nadie retira.
Al final de la senda daremos con tres fuentes que actualmente se encuentran en estado de abandono: fuente del Hígado, fuente del Herpes y fuente de San Agustín.
En las inmediaciones de las fuentes, junto al hotel Continental, se halla la Casa del Reloj, un edificio antiguo que, milagrosamente, todavía sigue en pie. Y es que en esta zona decadente, son varias las construcciones que se encuentran abandonadas.
Nos encontramos en la parte de la pradera ocupada por los hoteles del Balneario. La estación termal ya era conocida por los íberos (ellos le dieron nombre, y no los romanos); no obstante, hasta el siglo XVII no se construyó el primer edificio para usos medicinales.
El impulso mayor que recibió el Balneario fue durante la primera mitad del siglo XIX, cuando se levantó el importante complejo residencial que ha permanecido inalterable hasta nuestros días.
Entrada la tarde llegó el momento de relajarnos en las Termas de Tiberio. La ventaja que tiene este Balneario es que podéis realizar un circuito termal sin la obligación de alojaros en un hotel. El precio para adultos fue de 32€ (12€ los niños).
Las Termas de Tiberio poseen cinco manantiales de diferentes aguas nitrogenadas, oligometálicas y sulfurosas, que lo convierten en un manantial de salud.