Santa Mónica |
Referente al coche de alquiler:
Y en cuanto a esta etapa:
|
Chevrolet Cavallier |
Esa mañana, después de tomar un bocado en el hostel, montamos en un autobús y partimos hacia las terminales del aeropuerto de Los Ángeles. En la casa Álamo nos dieron buen precio por alquilar un coche durante una semana, con la condición de devolverlo en el centro de San Francisco. "Aquí tienen las llaves de su carro", nos dijo en castellano el empleado. El carro era un maravilloso Chevrolet Cavalier de color blanco, por cierto, con cero kilómetros.
Estrenamos el coche a lo grande, circulando por las solitarias calles de Venice Beach (recordemos que estábamos a uno de noviembre). La playa de Venice estaba huérfana de casi todo. No había chicas patinando, ni surferos, ni deportistas, pero al menos sí pudimos recorrer su paseo marítimo, incluso nos aupamos hasta una de las casetas de los vigilantes.
Caseta del vigilante. Venice Beach |
Paseo Marítimo de Venice Beach |
A continuación avanzamos por la carretera de la costa, la número 1, hasta dar con el muelle de Santa Mónica, que acoge un parque de atracciones, restaurantes y una zona de acceso a la playa.
Entrada al muelle de Sta. Mónica |
Muelle de Santa Mónica |
No podíamos aparcar en el muelle, así que regresamos al paseo Marítimo y estacionamos el vehículo de forma gratuita en un McDonald's ubicado a una manzana del embarcadero. Ahora sí pudimos recorrer a pie la tarima de madera, llegamos al final del espigón.
Playa de Santa Mónica |
Muelle de Santa Mónica |
Habíamos visto lo mejor del extrarradio de Los Ángeles. Queríamos experimentar la sensación de conducir por la carretera de la costa nº 1, la Pacific Coast Highway. Por eso elegimos visitar Santa Bárbara, pueblo de origen español ubicado a 91 millas de Santa Mónica (151 kilómetros). La carretera, una vez dejamos atrás Malibú, era fascinante, pues serpenteaba entre colinas que se desplomaban sobre el mar. El tramo final lo realizamos por la Autovía 101.
Estacionamos el coche en un aparcamiento gratuito ubicado junto al muelle Sterarns de Santa Bárbara y, una vez obtuvimos un mapa turístico, iniciamos la visita al centro histórico, ubicado a lo largo de la calle State. Santa Bárbara es una pequeña población costera con encanto fundada en 1782 por fray Junípero Serra como una misión franciscana. Está formada por una cuadrícula perfecta de manzanas y casi todas las calles tienen nombres en español. Todo su casco viejo está lleno de edificios históricos del siglo XVIII, casas que en su inmensa mayoría pertenecieron a familias españolas. A destacar: el Presidio, la Casa Covarrubias, la Casa de José De la Guerra y, en lo alto del pueblo, la misión de Santa Bárbara. También es de reseñar la tortilla mejicana que nos zampamos en un restaurante decorado a la española.
Al caer la noche, tomamos la autovía 101 (gratuita) y regresamos a Santa Mónica. Estacionamos el coche en un aparcamiento de varias plantas de altura ubicado frente al hostel, pues en la calle no se podía aparcar. El precio por noche fue de tres dólares, una ganga.