Río Charles. Boston |
Habíamos partido muy de madrugada de Búfalo. Iba medio dormido en la parte trasera del autobús, ocupando dos asientos. La ruta, por la Interestatal 90, discurrió siempre hacia el este, con paradas incluidas en importantes poblaciones, como Albany, la capital del estado de Nueva York, o Springfield, al sur del estado de Masachusets. A las 12.30, tras superar un monumental atasco en la autopista, llegamos a la estación de autobuses de la Greyhound de Boston.
Nos instalamos en el albergue juvenil de la calle Bolyston y, tras realizar un rápido almuerzo, salimos a dar un garbeo por el centro. Boston, la capital de Masachusets, me sorprendió por sus edificios históricos, por el trazado de sus calles a la europea, por parques como el Common, fundado como campo militar en 1634, y también por bares como el Cheers, famoso por haber sido escenario de una serie de televisión en los años 90, donde tomamos unas cervezas al caer la noche.
La segunda jornada en Boston la iniciamos en el hostel de la calle Bolyston. Tomamos el desayuno continental y nos pusimos en marcha sin perder un segundo.
Cruzamos el río Charles por el puente del MIT y, casi sin darnos cuenta, accedimos al Campus de la universidad. El MIT (Instituyo Tecnológico de Masachusets) es una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos. Como pudimos comprobar al recorrer sus instalaciones, esa mañana apenas había estudiantes en los edificios de informática. Mi colega Isidoro, que había estudiado la carrera de informática recientemente, estaba muy feliz caminando por los pasillos y retratándose en las aulas con algunos equipos.
Boston desde el puente del MIT |
Isidoro en el aula del MIT |
A continuación nos desplazamos al Downtown cruzando el río Charles por el puente Longfellow, uno de los más bonitos de la ciudad.
En el apretado casco histórico visitamos la Casa State House (1797), famosa por su cúpula dorada, y la Casa Old State, construida en 1713. Contemplamos iglesias y casas de origen colonial de ladrillo rojo, además del Ayuntamiento, con su alta torre rematada con cuatro relojes. Y en mitad de tanto ladrillo rojo, destacaba el acristalado Memorial al Holocausto.
Casa Old State |
Memorial al Holocausto |
Pero lo que más me gustó del Downtown fue descubrir la zona peatonal de la plaza del Mercado, presidida por los mercados Quincy, North y South, que a mediodía estaban muy animados.
Plaza del Mercado |
Plaza del Mercado |
En el barrio North End visitamos la iglesia Old North (1723), la más antigua de Boston; nos asomamos al cementerio Copp's Hill (1660), y admiramos la casa de Paul Revere, la más antigua de la ciudad, del año 1680.
Casa de Paul Revere |
Estatua de Paul Revere |
Y a última hora de la tarde, concluimos la estupenda jornada acercándonos al puerto de Boston. Cruzamos el puente de Charlestown y contemplamos la USS Constitution, botada en 1797, una de las fragatas más antiguas de Estados Unidos.
Fragata USS Constitution |
Fragata USS Constitution |
El último día, tras el obligado madrugón (5,50), cogimos el metro y nos desplazamos a la estación Greyhound. Partimos de Boston a las ocho, con una hora de retraso (se estropeó un bus), lo que podía trastocar las últimas horas en la Gran Manzana antes de volar a Londres a las 18,15. El autobús era directo a Nueva York, realizó todo el trayecto por la Interestatal 95, por los estados de Masachusets, Rhode Island (pasamos cerca de Providence, la capital) y Conéctica (avanzamos por la línea de costa).
Entramos en Nueva York por el norte, atravesando el extenso distrito del Bronx, con explicaciones incluidas del chófer, que parecía un guía turístico. Tras cruzar el Harlem River penetramos en Manhattan por Harlem, uno de sus barrios más peligrosillos, y quince minutos más tarde, a las doce del mediodía, nos detuvimos en la estación Penn. Tras realizar unas compras de última hora en el Pier 17 y Chinatown, y tomar un último almuerzo, partimos hacia el aeropuerto JFK. A las 18,15 volamos a Barcelona vía Londres, poniendo fin a 14 días de feliz viaje por la costa atlántica.