Entre Via Zamboni y Via Independencia surge una faceta inesperada de Bolonia, la de las aguas que corren subterráneas, y que hasta hace dos siglos pasaban por canales a cielo abierto. Bajo el soportal de Via Piella, una pequeña ventana (Finestrella del Canal) nos reveló un pequeño tramo de este canal (canal de Reno), cuyas aguas cristalinas fluían entre los edificios.
A través de esta pequeña ventana, los visitantes pueden mirar hacia abajo y ver el agua fluyendo por debajo de la ciudad, a menudo comparada con una vista de Venecia.
En según qué épocas del año, por ejemplo en Semana Santa, os tocará hacer cola para situaros frente a la Finestrella. La gente acostumbra a hacer muchas fotos, por lo que se ruega ser paciente.
Si no queréis hacer cola en la ventanita del Canal, podéis asomaros a un tramo del canal abierto en la acera opuesta de la misma calle, o asomaros a la barandilla de algunas calles paralelas, caso de la Vía Oberdan. Tendréis vistas igual de bonitas.
![]() Canal de Reno desde otra baranda |
![]() Canal de Reno desde otra baranda |
A pocos metros del canal de Reno, en la Vía Piella, se encuentra la Puerta Govese, levantada a finales del siglo XII. Conocida como torresotto di porta Piella o porta Govese, es una de las cuatro torres que aún existen en Bolonia, parte residual de las dieciocho que en el siglo XIII definieron el segundo círculo de murallas de la ciudad.
En la Vía Augusto Righi, a una manzana de la Finestrella del Canal de Reno, tenéis buenos restaurantes donde mover el bigote. En este caso yo os aconsejo la Tratoria di Rosso, especializada en exquisitos platos de pasta. Los fines de semana acercaos al local antes de la una, porque de lo contrario os podéis quedar sin mesa.
Candidatos a Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, los pórticos hacen de Bolonia una ciudad única en el mundo. Toda la ciudad presume de ellos, en diferentes estilos arquitectónicos.
Fueron muchos los palacios porticados que vimos durante esta maravillosa estancia en Bolonia. En Vía Galliera, por ejemplo, engalanaban bellas fachadas de edificios centenarios.
![]() Vía Galliera |
![]() Palacio Merendoni. Vía Galliera |
Si os movéis en sentido ascendente por Vía Galliera podréis admirar casonas como el Palacio Merendoni, renovado en la segunda mitad del siglo XVIII, y el Palacio Tanari, del año 1632, que comparte espacio en la plaza Pioggia con la iglesia de Santa María de la Pioggia.
En la esquina de la plaza Pioggia con Vía Galliera se alza el Palacio Felicini, un prestigioso edificio del siglo XV (1497) que se conserva en excelentes condiciones a pesar de su antigüedad. Actualmente es conocido como Palacio Fibbia.
En Vía Galliera, enfrente del Palacio Felicini, tenéis el Palacio Bonasoni, que destaca por las irregularidades en la asimetría que presenta el pórtico elevado, atribuibles a estructuras preexistentes del siglo XV.
En la parte más alta de Vía Galliera, alrededor de la Comandancia de Carabineros (Policía Estatal), veréis más edificios históricos: Palacio Gaudenzi (1529), Hotel Palacio de Alcina, etc.
Cerca de la plaza Mayor, en la Vía Ugo Bassi, vimos uno de los pórticos más bonitos de Bolonia. Cabe mencionar que los pórticos de Bolonia se extienden por más de 38 kilómetros dentro de la ciudad y 53 kilómetros incluyendo los suburbios. Estos pórticos son únicos y ofrecen una protección contra el sol y la lluvia, proporcionando un espacio peatonal continuo.
Poco más de una hora tarda el avión en cubrir la distancia que separa Barcelona de Bolonia. En el vuelo de ida sobrevolamos el mar Mediterráneo, hasta alcanzar la costa tirrena de Italia. Y antes de aterrizar en el aeropuerto de Bolonia pudimos contemplar los Apeninos con sus altas cimas cubiertas de nieve.
El tren del aeropuerto ha sustituido al servicio de autobús. Y se aprovechan de ello, encareciendo de forma brutal el precio del billete (9€ por trayecto). La tarifa familiar, para tres personas, salía por unos 20€, por lo que decidimos tomar un taxi hasta la estación Central de ferrocarril (17€). El edificio ferroviario fue el punto de partida para conocer hermosas ciudades de la región.
El alojamiento en la ciudad estuvo a la altura de las circunstancias. Elegimos el hotel Palace Bologna Centro, situado en la Vía Monte Grappa. La ventana de la habitación brindó una excelente vista panorámica de la ciudad, con las altas torres medievales sobresaliendo por encima de los tejados.
Tened presente que el hotel Palace Bologna Centro es ideal para alojaros (por su situación), pues se encuentra a cinco minutos de la plaza Mayor. Y recorad que:
- En el hotel os exigirán la dichosa tasa turística (2€ por persona y día).
- El desayuno del hotel es caro (8€ por persona). Por ese precio desayunamos los tres en un bar.