Podríamos decir que las torres Prendiparte y Guidozagni nos abrieron la puerta para visitar el barrio Judío de Bolonia. Cerca de las torres, en la placita de San Nicoló, vimos la Casa Azzoguidi, una de las más antiguas de Bolonia, con sus viejas columnas de madera sosteniendo el pórtico.
La comunidad judía de Bolonia tiene una historia que se remonta al siglo XIII. El ghetto fue oficialmente establecido en 1556, bajo el Papa Pablo IV, quien ordenó que todos los judíos de la ciudad vivieran en esta área segregada.
El ex gueto judío se encuentra entre las Dos Torres y la calle Marsala. De camino a esta última calle nos detuvimos en la plaza de San Martino, donde pudimos admirar la Columna de la Beata del Carmine, del siglo XVIII, una de las muchas columnas marianas que tiene Bolonia.
En la plaza de San Martino se encuentra la basílica de San Martino la Mayor, de estilo gótico. El interior destaca por sus capillas nobles, sus pinturas y esculturas y por su órgano del siglo XVI.
A lo largo de la calle Marsala, entre las calles Oberdan y Piella, vimos algunas de las casas que ejemplifican la arquitectura de la Bolonia del siglo XIII, con sus columnas y vigas de madera.
En la Vía Marsala destaca la Casa Grassi, un palacio de estilo gótico construido en el siglo XIII. Fue restaurado en 1913.
El palacio aún conserva un pórtico de madera con columnas que forman parte de la fachada. Los portales tienen una entrada puntiaguda. En el interior del patio hay obras calcográficas de Properzia de Rossi y una terracota del siglo XVI que representa una Virgen con el Niño.
La calle del Inferno es una de las principales vías del antiguo ghetto. La calle está llena de historia, con edificios que conservan elementos arquitectónicos originales y pequeñas tiendas y talleres que le dan un carácter especial.
![]() Vía del Inferno |
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Realizar un recorrido a pie por el Barrio Judío es la mejor manera de explorar sus calles estrechas y empedradas y descubrir los secretos de esta área histórica. Los recorridos suelen incluir paradas en diferentes puntos de interés, así como en otros sitios históricos y culturales de la zona.
La ruta universitaria comienza en la plaza Porta Ravegnana, a los pies de las Dos Torres. Aquí tomaremos la Vía Zamboni, una de las calles más emblemáticas y animadas de Bolonia, conocida por ser el corazón de la vida universitaria de la ciudad.
Vía Zamboni nos sorprendió por la belleza de sus palacios porticados, muchos de ellos reconvertidos en facultades y museos universitarios. Esta vía, que atraviesa el centro histórico, está llena de historia, cultura y vida cotidiana, siendo un punto de referencia para estudiantes, turistas y locales.
La calle toma su nombre de Luigi Zamboni, un patriota italiano del siglo XIX. Su proximidad a la Universidad de Bolonia, la más antigua del mundo occidental (fundada en 1088), le confiere un papel central en la vida académica y cultural de la ciudad.
Vía Zamboni cuenta con varias librerías, muchas de ellas especializadas en libros académicos y de texto, así como tiendas que venden productos locales y souvenirs.
A lo largo de Vía Zamboni veréis la hermosa plaza Rossini. A un lado está la iglesia de San Giacomo Maggiore, y en los otros lados tenéis hermosos edificios, como el que acoge el Conservatorio de Música.
Hacia la mitad de Via Zamboni tomamos un descanso en la porticada plaza Verdi, con la alta torre de la iglesia de San Giacomo sobresaliendo por encima de los edificios.
Proseguimos la caminata por Vía Zamboni, entre los pórticos pertenecientes a antiguos palacios. Uno de ellos es el Palacio Poggi, que alberga parte de la Universidad de Bolonia y varios museos universitarios, con colecciones que van desde la historia natural hasta la anatomía.
Al final de Vía Zamboni se encuentra la Puerta de San Donato, del siglo XIII, que formó parte de las antiguas murallas de la ciudad.
En la esquina de la Vía de las Bellas Artes y de la Vía Moline pudimos contemplar la majestuosa fachada del Palacio Bentivoglio, iniciado en 1551 (actual teatro delle Moline). Este robusto edificio fue el inicio de la última etapa boloñesa.
Poco más de una hora tarda el avión en cubrir la distancia que separa Barcelona de Bolonia. En el vuelo de ida sobrevolamos el mar Mediterráneo, hasta alcanzar la costa tirrena de Italia. Y antes de aterrizar en el aeropuerto de Bolonia pudimos contemplar los Apeninos con sus altas cimas cubiertas de nieve.
El tren del aeropuerto ha sustituido al servicio de autobús. Y se aprovechan de ello, encareciendo de forma brutal el precio del billete (9€ por trayecto). La tarifa familiar, para tres personas, salía por unos 20€, por lo que decidimos tomar un taxi hasta la estación Central de ferrocarril (17€). El edificio ferroviario fue el punto de partida para conocer hermosas ciudades de la región.
El alojamiento en la ciudad estuvo a la altura de las circunstancias. Elegimos el hotel Palace Bologna Centro, situado en la Vía Monte Grappa. La ventana de la habitación brindó una excelente vista panorámica de la ciudad, con las altas torres medievales sobresaliendo por encima de los tejados.
Tened presente que el hotel Palace Bologna Centro es ideal para alojaros (por su situación), pues se encuentra a cinco minutos de la plaza Mayor. Y recorad que:
- En el hotel os exigirán la dichosa tasa turística (2€ por persona y día).
- El desayuno del hotel es caro (8€ por persona). Por ese precio desayunamos los tres en un bar.