![]() |
![]() Castillo Estense |
El tren Regional con destino a Ferrara partió de Rávena a su hora. No había muchos pasajeros en su interior, lo que nos permitió movernos por el vagón a nuestras anchas. Efectuamos el trayecto por una vía única, hacia el noroeste, a escasos kilómetros de la costa adriática. Presagié problemas derivados en retrasos, pero no fue así.
Disfruté mucho con la visión de campos verdes y estrechos canales de agua que se abrían a ambos lados de la vía, un paisaje propio de esta vasta planicie irrigada por el delta del río Po.
Tardamos una hora y diez minutos en presentarnos en la estación de Ferrara, cumpliendo así con el horario previsto.
El centro histórico de Ferrara se encuentra algo retirado de la estación ferroviaria. Nosotros cubrimos la distancia a pie, prescindiendo del autobús. Transcurridos quince minutos alcanzamos la Via Garibaldi, el principal eje comercial del casco viejo. Y a partir de aquí, fuimos partícipes de la belleza de esta tranquila ciudad.
Hacia la mitad de esta larga calle, nos topamos con el palacio Bentivoglio, edificio construido hacia 1551 por una rama colateral de la noble casa de Bentivoglio, y que destaca por su impresionante fachada.
Quedamos embelesados cuando llegamos a la plaza del Municipio, la más bella de la ciudad. La cruzamos de punta a punta, rumbo a la catedral, admirando sus edificios de estilo veneciano y sus animadas terrazas donde parar a tomar el típico aperitivo vespertino, práctica que realizaban con devoción muchos italianos.
La plaza está rodeada por el palacio medieval del Comune (Comunal), empezado en 1243, actual Ayuntamiento del municipio.
Conviene acercarse a la plaza de la Catedral por el arco situado bajo el palacio Comunal. Desde allí podréis ver las estatuas de Nicolo III y Borso d'Este (en realidad son copias de las auténticas, esculpidas en el siglo XV).
![]() Palacio Comunal |
![]() Estatuas del palacio Comunal |
Parecía que las estatuas del palacio Comunal estuvieran vigilando las obras que se llevaban a cabo en la fachada de la catedral. Qué le íbamos a hacer. De estilo románico, el Duomo fue construido a partir del siglo XII, y entre 1451 y 1493 se le añadió el campanario.
Junto al palacio Comunal, en la plaza Trento Trieste, se alza la Porta de Reno, de dos arcos y una alta torre con un reloj en su fachada.
Caminamos por la plaza Trento Trieste, observando el exterior de la Catedral, edificio que, junto a su monumental fachada, también destaca por su extraordinaria longitud: 85 metros. Frente al Campanario podréis ver la antigua iglesia que acoge el Museo de la Catedral.
![]() Museo de la Catedral |
![]() Campanario de la Catedral |
Por detrás del Museo de la Catedral se abre Via Mazzini, una encantadora calle peatonal jalonada de casitas con fachadas en tonos pastel. Vale la pena asomarse.
La Catedral está conectada al palacio Arzobispal a través de una bóveda cubierta, que podréis ver desde la Via G. Adelardi.
![]() Duomo desde Via G. Adelardi |
![]() Bóveda cubierta. Via G. Adelardi |
Muy cerca de la catedral, en pleno centro histórico de la ciudad, se encuentra el imponente castillo Estense, comenzado a construir en 1385. Se trata de la sede dinástica de la familia Este, con sus fosos, torres y almenas.
El castillo parece un búnquer, con sus gruesas paredes y sus altas e inexpugnables torres. Esto es lo primero que uno ve desde la calle, a cierta distancia. Y cuando te acercas, lo que te llama la atención es el foso lleno de agua que lo rodea.
![]() Foso del castillo Estense |
![]() Foso del castillo Estense |
El interior del castillo cuenta con lujosos aposentos privados, capilla, prisión y museo. Ese día, el patio central acogía la exposición "mujeres, caballeros, armas, amores". Los italianos y sus historias de amor lo impregnan todo.
De la cara norte del castillo parte la Via Ercole (Hércules), conocida como la antigua Via de los Ángeles, y es famosa en la ciudad por su peculiar empedrado y por sus palacios medievales, como el primero que vimos, el palacio Gulinelli-Canonici, del siglo XIV-XV.
En la acera opuesta, a unos metros de distancia, una placa anaranjada nos anunció el palacio Giulio d'Este, del siglo XVI, que destaca por su patio y sus elegantes arcadas.
La caminata por la calle Ercole nos condujo hasta el palacio Scola Camerini, de finales del siglo XVI, caracterizado por un gran frontón neoclásico.
Y en la esquina con el corso Porta Mare descubrimos el palacio Turchi-di Bagno, proyectado en 1492, que en la actualidad acoge el Departamento de Estudios Humanísticos.
El principal reclamo de la Via Ercole es, sin lugar a dudas, el palacio de los Diamantes (Diamanti). Construido en 1493, el nombre hace referencia a las 8000 figuras, con forma de diamante, que componen los sillares de mármol del revestimiento original.
El edificio es el símbolo del prestigio y de la gloria de la Casa de los Este. En la planta baja se encuentra la Galería Municipal de Arte Moderno, famosa en todo el mundo por la calidad de sus exposiciones, y en el piso noble se localiza la Pinacoteca Nacional.
En la otra esquina de la calle Ercole, enfrentado al palacio de los Diamantes, se alza el palacio Prosperi Sacrati, iniciado en 1493. Construido en estilo veneciano, lo que llama la atención de su fachada es el portal situado bajo el balcón de mármol, apoyado por querubines.
![]() Palacio Prosperi Sacrati |
![]() Palacio Prosperi Sacrati |
Ferrara nos había sorprendido gratamente. El castillo, los palacios, el Duomo, la plaza Municipal o calles peatonales como Mazzini o Garibaldi, habían sacado a la palestra lo mejor de esta tranquila ciudad. Y como sucediera en anteriores días durante este viaje a Emilia-Romaña, zanjamos nuestra efímera relación con Ferrara en la estación de tren.
Partimos de Ferrara en un tren Regional de dos plantas, como de costumbre, sentados en la planta de arriba (por eso de contemplar mejor el paisaje). Tardamos 40 minutos en llegar a la estación Central de Bolonia, que puso el punto final a este fabuloso viaje a la región de Emilia-Romaña.