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![]() Los Tres Reyes Magos. Rávena |
Esa mañana, tras tomar el desayuno en una cafetería del centro de Bolonia, nos presentamos en la estación Central de ferrocarril, fieles a nuestra cita con los trenes regionales que vertebran Emilia-Romaña (si bien, en esta ocasión no puedo añadir "de forma eficiente"). Al menos partimos de Bolonia con puntualidad.
A partir de Castel Bolognese abandonamos la vía principal que conduce a Rímini, y nos desviamos hacia Rávena por una vía única. Faltaba más de la mitad del recorrido y, por motivos que desconozco, fuimos acumulando retraso a una velocidad de vértigo. Estuvimos detenidos mucho tiempo en las estaciones, unas veces esperando a que llegara un tren en sentido contrario, como en la estación de Lugo, y otras, sin que nada ocurriera.
Llegamos a la estación central de Rávena con media hora justa de retraso. Este hecho trastocó un pelín nuestros planes para ese día, pues por la tarde teníamos previsto tomar un nuevo tren hacia Ferrara. Y no partimos a la hora que yo había previsto.
No había ninguna oficina de turismo en la estación, así que, cuando salimos a la calle, eché una foto a un cartel informativo con el callejero de Rávena y la ubicación de los principales sitios turísticos. A falta de pan...
Y el primer edificio que apareció ante nuestras narices mientras nos encaminábamos hacia el centro histórico, fue la basílica de San Giovanni, edificada en el siglo V, que está considerada como la iglesia más antigua de la ciudad.
Las calles Farini y Armando Díaz unen la estación ferroviaria con la plaza del Popolo. Situada en el corazón de la ciudad, esta fabulosa plaza está flanqueada por unos preciosos soportales, el Palazzo Comunale (Ayuntamiento) y el Palacio Veneciano, y es un claro ejemplo de la arquitectura del 1400.
Muy cerca de esta plaza, caminando por la Via IV de Novembre, llegaréis a la plaza Andrea Costa, un triángulo reservado al mercado Coperto. Vale la pena que empleéis unos minutos en recorrer el interior del mercado, sobre todo si vais en fechas señaladas, como en Navidad o en Semana Santa.
También me gustó caminar por la animada Via Cavour, flanqueada por casitas de fachadas multicolor y sencillas ventanas de madera. Me pareció que Rávena era una ciudad encantadora, y eso que aún no habíamos visto su principal atractivo.
Y el primer plato fuerte de la jornada llegó en cuanto compramos los billetes que nos garantizaban la entrada a cinco edificios relevantes de la ciudad (los adquirimos en una tienda de la calle G. Argentario, junto a la entrada de la basílica de San Vitale) (12€ adultos y 2€ niños). También teníamos la opción de adquirir un pase para tres edificios, pero no incluía la entrada al más bonito de todos: el mausoleo de Gala Placidia.
Y, precisamente, empezamos el "circuito mosaiquero" por el edificio más espectacular de todos: el mausoleo de Gala Placidia, una pequeña capilla del siglo V, anexa de la basílica de San Vitale, cuyo interior (techos y paredes) aloja los mosaicos más alucinantes de cuantos se hallan en Rávena.
La mayoría de los mosaicos se encuentran en perfecto estado de conservación. Sólo debéis cumplir un requisito: apagar los flashes de las cámaras, pues su uso está prohibido.
El mausoleo es un célebre enterramiento monumental de la hermana del emperador Honorio, Gala Placidia. Construido entre 425 y 430, es una de las ocho estructuras de Rávena inscritas en la lista del Patrimonio de la Humanidad. Y su mosaico más relevante es "El buen pastor", comenzado en el año 430.
A continuación entramos en la basílica de San Vitale, el segundo plato fuerte del día. Se trata de uno de los templos más importantes del arte bizantino y, como otros de la misma ciudad, se reformó por deseo expreso del emperador Justiniano a partir de construcciones anteriores.
En San Vitale vale la pena observar los mosaicos bizantinos del ábside (años 526-547), que muestran a Cristo, San Vitale, dos ángeles y el obispo Ecclesus, que comenzó la iglesia.
El resto de mosaicos que conforman las escenas religiosas me recordaron mucho a los que vi en la basílica de Santa Sofía, en Estambul.
El tercer edifico que contiene mosaicos bizantinos es el Baptisterio Neoniano, levantado junto a la Catedral, o Duomo, de Rávena. De hecho, lo que llama la atención cuando te acercas a la plaza del Duomo es la enorme fachada de la catedral, con su campanario circular separado del cuerpo principal.
![]() Catedral (Duomo) |
![]() Campanario de la catedral |
Pero nosotros no habíamos venido a ver la catedral, un edificio de nueva factura como aquel que dice, sino el pequeño baptisterio Neoniano. Conocido también como baptisterio de los Ortodoxos, fue edificado en el siglo V cerca de los restos de unos baños romanos y debe su nombre al obispo que posiblemente encargó su decoración.
El baptisterio Neoniano es el monumento más antiguo de Rávena. De entre todos los mosaicos que decoran techos y paredes, destaca el "bautismo de Jesús", situado en el centro de la cúpula. Y en él se puede ver a San Juan Bautista bautizando a Jesús en el Jordán.
![]() Mosaicos del bapt. Ortodoxos |
![]() Baptisterio de los Ortodoxos |
En la parte trasera del Duomo (plaza Arcivescovado) se encuentra el Museo Arcivescovile, cuyo acceso estaba incluido en el pase de cinco edificios que habíamos adquirido esa mañana
Dedicamos unos 30 minutos a recorrer las diferentes salas de este pequeño e interesante museo, que expone objetos y artefactos históricos:
![]() Museo Arciv.: Sala de Capiteles |
![]() Museo Arciv.: Sala Cátedra de Avorio |
En el mismo complejo está la capilla San Andrea, decorada con hermosos frescos bizantinos.
No todo son mosaicos bizantinos en Rávena. En el centro histórico, muy cerca de la plaza del Popolo, descubrimos interesantes casas medievales. En la calle Raul Gardini vimos la Casa Ghigi, de época veneciana (s. XVI), caracterizada por su pórtico y sus cinco arcos.
Más adelante, en la Via Raul Gardini pasamos frente a la Casa Succi, de estilo veneciano-renacentista (s. XVI); Y en Via Cairoli, un estrecho callejón que conduce a la plaza del Popolo, contemplamos la Casa Minzoni, levantada entre 1461 y 1462.
![]() Casa Succi |
![]() Casa Minzoni |
En Via Cairoli dimos con el Profumo di Piadina, uno de los mejores locales de comida rápida de Rávena especializados en piadina. Y al otro lado de la plaza del Popolo, en la calle IV de Novembre, tomamos unos deliciosos helados que adquirimos en la gelateria Papilla (probad el helado de "mamá, qué bueno").
![]() Profumo di Piadina |
![]() Heladería Papilla |
Tras el rico y rápido almuerzo, acometimos con mucha ilusión el quinto y último edificio que aún no habíamos visitado: la basílica de San Apolinar, del siglo VI, que debe su nombre al primer obispo de Rávena. El exterior destaca por su fachada y su campanario cilíndrico, típico de las iglesias y basílicas de Rávena.
Y en el interior de la iglesia, concretamente en la parte superior de la nave central, vimos dos hileras de preciosos mosaicos bizantinos, ambas con procesiones de mártires y vírgenes con presentes para Cristo y la Virgen.
Y entre ellos destacan los del palacio de Teodorico –con la inscripción de "palatium"–, el del puerto de la cercana Classe y, sobre todo, el de los Reyes Magos, cuyos nombres, Melchor, Gaspar y Baltasar aparecen escritos por primera vez justamente aquí. Por cierto, ¡por aquel entonces todos eran blancos!
Las andanzas de Dante por Italia tras su exilio de Florencia le condujeron a Rávena, donde murió en 1321. Y no podíamos partir de Rávena sin acercarnos a su tumba, un mausoleo que recuerda a una de las personalidades más importantes de la historia italiana. Quizá esta sea más sencilla de lo que podría merecer este personaje.
![]() Tumba de Dante |
![]() Tumba de Dante |
![]() Mausoleo de Dante |
![]() Mausoleo de Dante |
La tumba no está sola. A pocos metros, en la plaza de San Francisco, podréis ver la basílica de San Francisco, un ejemplo más de solemne fachada y alto campanario, en este caso de forma cuadrada.
Rávena y su rico legado de mosaicos bizantinos, campanarios cilíndricos, majestuosos templos del siglo VI y casas centenarias, nos había dejado embelesados. Abandonamos la ciudad con la sensación de haber hecho correctamente los deberes. Sólo nos dejamos en el tintero el baptisterio Arriano (no estaba incluido en el pase de cinco edificios), otro sublime ejemplo de mosaicos bizantinos de finales del siglo V y principios del siglo VI. Otra vez será.
Ahora nos aguardaba Ferrara, la última población de Emilia-Romaña que íbamos a visitar en esta maravillosa escapada a Italia.