Esta ruta por el centro histórico de Peñíscola comienza en la calle Jardín, a los pies del baluarte de Santa María. En la placita situada frente al muro podréis ver la escultura de un ancla con el escudo de la ciudad.
En la placita de la calle Jardín, adosada al baluarte de Santa María, podréis ver la Fuente de la Petxina (de la Concha), conocida también como Font de Fora. A pesar de que se modificó en 1950, fue construida en 1578, junto con la muralla.
Nos hallamos en Les Fontetes, la zona donde antiguamente había una balsa para lavar redes, caracterizada por la presencia de los manantiales de agua dulce que abastecían el arrabal junto al mar. Estos manantiales provienen de la otra parte de las murallas.
Entre 2009 y 2011, Les Fontetes se rehabilitó desecando parcialmente la balsa, creando una zona peatonal junto a la muralla, con bancos y zona recreativa, sacando de nuevo a la luz parte de su memoria histórica.
Las surgencias de agua dulce se hallan en la muralla sur del peñón, caracterizada por las torres de Santa Anna y de las Atarazanas. De los siglos XIV y XV, forman parte de la fortificación medieval. Hasta principios del siglo XX el mar bañaba estos muros.
Siguiendo la muralla se llega al Portal de Sant Pere, mandado construir por el Papa Luna en 1411, y que proporcionó a la ciudad un nuevo acceso por mar, ya que hasta la construcción del puerto pesquero, en 1925, el mar llegaba hasta las murallas.
En la parte central del arco aparece el blasón del Papa Luna. La tradición dice que, en la época del Cisma de Occidente, por aquí entraba Sant Vicent Ferrer para convencer al Papa de que abdicara.
Particularmente, esta es la entrada al casco viejo que más me gusta. La presencia del puerto y el mar la hacen especial. Trazada en suave rampa, permite abordar la parte alta de Peñíscola sin apenas esfuerzo.
Intramuros, al otro lado de la muralla sur, caminamos por la calle Saiz de Carlos. Aquí se localiza la Casa de los Tomates, uno de los comercios más bucólicos de Peñíscola. Como cabía esperar, adquirimos algunos ejemplares de las muchas variedades de tomate que venden.
![]() Casa de los Tomates |
![]() Casa de los Tomates |
Y a pocos metros de distancia vimos la ermita de Santa Anna, reedificada en 1827 junto a la desaparecida Torre de la Font, de origen medieval. Aquí se encuentra la Casa del Agua, el manantial que abastece de agua a Peñíscola.
A continuación iniciamos el ascenso al peñón por la calle Atarazanas, que gana altura por el interior de la muralla, junto a las casitas blancas.
En la parte intermedia de la calle Atarazanas se encuentra el acceso al Bufador, una gran brecha abierta entre las rocas por las que respira el mar en los días de temporal.
En torno al Bufador se han establecido bares de ambiente chill out, ideales para tomar un refrigerio y una tapa mientras escuchas el rugir del mar por la inquietante grieta.
![]() Bar Samarucs |
![]() Bar El Salabre |
Cerca del Bufador, en la parte final de la calle Atarazanas, se encuentra el Fortín del Bonet. Su función principal era la defensa de la ciudad y su castillo frente a ataques marítimos.
Aunque es de tamaño modesto, su estructura robusta refleja la arquitectura militar de la época, y forma parte del sistema defensivo que protege a Peñíscola.
Construido en el siglo XVI, el Fortín está erigido en una posición elevada y estratégica sobre un promontorio rocoso, ofreciendo vistas panorámicas del mar Mediterráneo y la costa circundante.
Un rincón que no debéis perderos en Peñíscola gira en torno al cruce de la calle Mayor con la calle Sol. Aquí, junto al Museo del Mar, tendréis nuevas vistas panorámicas de la costa.
El Museo del Mar, de entrada gratuita, rinde homenaje a la tradición marinera de la ciudad. Está ubicado en el antiguo edificio "Les Costures", sobre el Baluarte del Príncipe, junto a la muralla del casco antiguo.
Y unos metros más arriba, de camino al Castillo, vimos la Casa de las Conchas, un pintoresco edificio que destaca por su fachada decorada con miles de conchas marinas. Es una parada curiosa y fotogénica para los visitantes que recorren las calles de Peñíscola.
Tras superar una fuerte pendiente por unas largas escaleras, nos situamos en la base del castillo del Papa Luna, con sus recios muros iluminados por el sol de la tarde.
![]() Subida al Faro |
![]() Muralla del Castillo |
Habíamos alcanzado la plaza donde se erige el Faro de Peñíscola, construido en 1892, cuya señal luminosa alcanza una distancia de 35 millas (65 km).
En el Rincón del Faro, nombre que recibe esta plaza situada junto a la fachada este del Castillo, vimos las Escalinatas del Papa Luna, que descienden hasta el mar de forma vertiginosa.
![]() Muros del Castillo |
![]() Escalinatas del Papa Luna |
Peñíscola tiene hoteles de diferentes estrellas, con y sin piscina. En mis últimas visitas me he alojado en el hotel Marina, situado en el istmo (avenida de España), a poca distancia de las playas Norte y Sur. Se trata de un hotel familiar, muy limpio y bien ubicado, a cinco minutos del casco histórico.