El paseo Marítimo de Peñíscola, el de la avenida de la Mar, es la puerta de entrada a la villa. Aquí se encuentra el cartel con el nombre que promociona este hermoso enclave de la Costa del Azahar.
En el paseo Marítimo se halla la oficina de turismo y dos curiosas esculturas: un dragón que sirve como asiento y la Fuente Marítima, dedicada al escritor Camilo José Cela.
Desde la Playa Norte contemplaréis la mejor estampa del peñón, con las murallas adornando el conglomerado de casitas blancas que se desparrama por la colina.
El marco que adorna la Playa Norte es sobrecogedor; como si emergiera del fondo del mar, aparece la muralla oeste de Peñíscola, coronada por el castillo del Papa Luna.
La Playa Norte, por el hecho de estar más abierta que su gemela del Sur, suele tener el agua más movida. Aunque lo normal es que puedas darte un apacible baño con toda la tranquilidad del mundo.
La Playa Norte es la que quda más cerca de las acequias del marjal. Este humedal recibe aportes de agua subterránea que mana a través de pequeños lagos conocidos como ullals, cuyo desbordamiento inunda los terrenos bajos, dando lugar a una zona pantanosa o marjal.
El canal de drenaje, conocido como Riu Ample o Séquia Templera, es el más ancho y caudaloso de los existentes en el marjal. Se recorre de norte a sur por su parte central.
Las diferentes condiciones de inundación y salinidad del agua permiten el desarrollo de comunidades de vegetación diversa y específica de estos ambientes, que son refugio de numerosas especies de animales.
En el marjal destacan peces endémicos y aves ligadas al medio acuático. Se trata de un espacio valioso y frágil, cuya conservación depende de múltiples aspectos.
El marjal alberga la mayor población conocida del samarugo, pez endémico ibérico cuya distribución se limita al litoral situado entre el delta del Ebro y los marjales de Pego y Oliva. Se encuentra al borde de la extinción.
Al turista recién llegado a Peñíscola le sorprenderá gratamente contemplar el Ullal del Estany, el lago de agua dulce y cristalina rodeado de edificios. Es un oasis de frescura y paz en medio del caluroso clima mediterráneo.
El Estany dispone de pasarelas y puentes de madera, algunas adaptadas para personas con movilidad reducida, que cruzan la laguna y permiten detenerse a observar aves y vegetación.
El Ullal está alimentado por aguas subterráneas y es uno de los muchos pozos que existen distribuidos por el marjal. Estas surgencias hacen posible la inundación del marjal durante todo el año.
En temporada estival se puede alquilar una barca de remos, recorriendo el Estany y conectándote de forma más activa con la naturaleza. Eso sí, tratad de no molestar mucho a los patos, gaviotas, ocas y cormoranes que descansan y se alimentan en el agua.
Para facilitar el drenaje del agua hacia el mar, el hombre creó canales artificiales que se reúnen desembocando en la Playa Sur de Peñíscola, de arena fina y dorada.
Nos encontramos en la Playa Sur de Peñíscola, más corta que su vecina del Norte, que abarca desde el espigón del puerto hasta los edificios de la Guardia Civil. En este caso, podréis disfrutar con la vista de la muralla sur de Peñíscola. Mejor si vais al atardecer.
Debido al rompeolas, las aguas de la Playa Sur suelen estar casi siempre en calma, lo que garantiza un baño más tranquilo y menos movido. Otra característica de esta playa es que te puedes adentrar muchos metros en el agua sin que te cubra, lo que la hace ideal para los niños.
Peñíscola tiene hoteles de diferentes estrellas, con y sin piscina. En mis últimas visitas me he alojado en el hotel Marina, situado en el istmo (avenida de España), a poca distancia de las playas Norte y Sur. Se trata de un hotel familiar, muy limpio y bien ubicado, a cinco minutos del casco histórico.