Al final del paseo Marítimo, donde acaba la Playa Norte, se localiza la plaza de Bous, un espacio rodeado de restaurantes que antaño constituía uno de los accesos a las murallas medievales que protegían la ciudad.
A continuación tomaremos la empedrada calle Porteta, que cierra la Playa Norte con sus restaurantes y hoteles asomados al mar.
La Porteta fue el embarcadero principal de la ciudad y el único hasta la construcción del Portal de Sant Pere, a principios del siglo XV. Jaume I lo convirtió en un puerto franco para la exportación de cereales.
En siglos posteriores fue lugar de embarque de vinos y aguardientes. A finales del siglo XIX y principios del XX se lo recuerda como embarcadero de algarrobas. Actualmente, si el día acompaña, es el lugar ideal para bucear junto a las rocas.
La Porteta es un pintoresco punto de observación. Por un lado están las murallas medievales y las casitas blancas que caracterizan el casco antiguo y por otro la larga Playa Norte de Peñíscola. El lugar es ideal para contemplar la puesta de sol.
Si seguís el trazado de la muralla, por la calle Calabuig, daréis con las escaleritas que conducen al interior del núcleo histórico. En Calabuig veréis muchos puestecitos de abalorios y bisutería.
La rampa de Felipe II conduce hasta el Portal Fosc, que fue el único acceso por tierra a la fortaleza, hasta el siglo XVIII en que se abrió la Puerta de Santa María.
La rampa queda enmarcada por la muralla renacentista que forma la fachada principal de la ciudad y se realizó en el último cuarto del siglo XVI. La obra fue promovida por Felipe II.
Por medio de las escaleras de Felipe II nos situamos en la Batería del Calvario. Este importante baluarte, junto con las baterías de San Fernando y de Santiago, forman parte de la construcción de la fortificación renacentista. Fue construido durante el reinado de Felipe II, quien visitó la ciudad en 1563.
Las bóvedas internas, en forma de casamata, servían para establecer arsenales, cantinas y polvorines. Años más tarde, entre 1912 y 1971, fueron aprovechadas para ubicar las escuelas de los niños. Los espacios de las cañoneras servían como ventanas de las aulas.
Desde el polvorín tendréis una magnífica panorámica de los Jardines del Castillo. Los jardines y el Parque de Artillería unen las murallas medievales con las renacentistas. Su acceso está incluido con la entrada al Castillo.
Unas escaleras unen el polvorín de las Antiguas Escuelas con la calle Olvido, vial trazado junto a la parte más alta de la muralla medieval (Batería del Olvido).
Desde la alta muralla, si las mesas y las sillas de las terrazas os lo permiten, tendréis una sublime vista panorámica del istmo y de las dos playas de Peñíscola, la Norte y la Sur.
El Portal Fosc, puerta pétrea oranementada con tosco almohadillado en piedra blanca y motivos militares, fue el único acceso por tierra a la fortaleza hasta el siglo XVIII. En la zona exterior del portal se conserva la bella portada monumental y sobre ella, el escudo de Felipe II.
En el interior del portal hay un cuerpo de guardia y una segunda arcada que se abre a la ciudad. Al contemplar la portada se puede percibir el valor artístico de la obra.
El Portal Fosc es el origen de la calle Mayor, la principal arteria que divide en dos el centro histórico. La calle destaca por el contraste de sus fachadas blancas con el color azul que adornan las ventanas, balcones y puertas.
Desde calle la calle Mayor y la Batería del Olvido tendréis una buena panorámica de la iglesia de Santa María, cuyos orígenes se remontan al siglo XIII.
Junto al Portal Fosc se alza el Ayuntamiento, una construcción originaria del siglo XVI. En la fachada aparece el escudo de la ciudad con una inscripción latina y el año 1596.
En la oficina de turismo nos aconsejaron que termináramos el recorrido por la muralla oeste descendiendo por los tramos de escaleras que van del Portal Fosc a la plaza de Caseres o de Santa María. Y eso fue lo que hicimos.
La ruta nos gustó mucho; nos brindó buenas vistas de las murallas, de la plaza de Bous y de la rampa de Felipe II. Si la realizáis al atardecer, con el sol bajo, os gustará mucho más.
Durante el descenso a la plaza abordaremos un tramo del paseo de Ronda, que comienza en el Portal de Sant Pere y acaba sobre el manantial de la Font de Dins. El paseo tiene 35 metros de longitud y está formado por una pasarela de hormigón rematada por losas de piedra.
El descenso concluye en la plaza de Santa María, conocida también como plaza de Caseres, y que debe su nombre a las arcadas que hay contra la muralla exterior, cuyo nivel superior concentra las baterías de Santa María, de Santa Ana y de la Fuente.
En la plaza veréis el Portal de Santa María, del año 1754, la tercera puerta que se abrió en la muralla, y que da acceso al centro histórico.
Peñíscola tiene hoteles de diferentes estrellas, con y sin piscina. En mis últimas visitas me he alojado en el hotel Marina, situado en el istmo (avenida de España), a poca distancia de las playas Norte y Sur. Se trata de un hotel familiar, muy limpio y bien ubicado, a cinco minutos del casco histórico.