Desde Fuente Santiago (Burgos), la senda PR-BU 45 se dirige por una pista forestal bien señalizada hacia el mirador del Salto del Nervión. Atravesaremos el hayedo de Monte Santiago, siempre húmedo gracias a la pertinaz lluvia que azota este paraje natural.
Al final de la senda, donde acaba el bosque, se encuentra la Lobera de Santiago, perteniciente a Burgos. Y unos metros más adelante, antes de alcanzar el precipicio, entramos en la provincia de Álava envueltos en una pertinaz y espesa niebla.
Nubes cargadas de humedad penetran con alta frecuencia por el valle del Nervión desde el mar Cantábrico (situado apenas a 50 km al norte en línea recta), aportando una humedad capital para el desarrollo de la vegetación en Monte Santiago.
Como pudimos comprobar esa tarde en el Mirador del Salto del Nervión, estas nubes ascienden de golpe al chocar contra las paredes verticales de Sierra Salvada, originando densas y frías nieblas que se abaten sobre el páramo en un fenómeno conocido como "el bollo" a nivel local.
La elevada humedad ambiental derivada de "el bollo", que se mantiene incluso en época estival, es el factor determinante que permite y favorece el desarrollo del haya en condiciones de dominancia en el páramo de Monte Santiago.
Pensé que la niebla no nos dejaría ver las cascadas. Y afortunadamente me equivoqué. Ante nosotros apareció un vértice de paredes increíbles, de unos 300 metros de caída vertical, por el que se precipitaban los dos saltos de agua que conforman la cascada del Nervión.
A lo largo del Cuaternario el agua ha estado modelando el relieve que vemos, tanto por acción mecánica como por disolución de la mole caliza del Cretácico Superior (karstificación), creando simas, galerías y ríos subterráneos, algunos de los cuales se abren al exterior por la pared vertical.
El Monte de Santiago está inclinado hacia la vertiente del Ebro, pero sus aguas subterráneas corren en dirección contraria, para brotar en forma de surgencia en mitad de las paredes que cuelgan sobre el cañón de Délika. De este modo, son robadas a la cuenca del Ebro para ser captadas por el Nervión y reconducidas hacia el mar Cantábrico.
La fuerte pendiente debido a la diferencia de altitud explica el poder erosivo del río Nervión, que devora los farallones y forma el estrecho valle que aparece a nuestros pies.
Las paredes cierran el profundo cañón de Délika, donde se sitúa de forma convencional el nacimiento del río Nervión, uno de los cauces míticos del País Vasco, cuya desembocadura hay que situarla en la ciudad de Bilbao.