El dolmen se encuentra entre los municipios de Laguardia y Elvillar, en una pequeña colina conocida como El Gancho, entre los arroyos Tajo y San Julián. No había nadie a nuestro alrededor cuando estacionamos el vehículo.
Para acceder a él desde la carretera A-3228 (Laguardia-Elvillar), entre los kilómetros 65 y 66, se toma un camino agrícola a la izquierda y, tras recorrer unos 500 metros, se llega al dolmen, ubicado a la derecha del camino.
Junto al aparcamiento podréis ver dos enormes piedras utilizadas como lagares, es decir, empleadas para pisar la uva y obtener el mosto del vino.
El dolmen fue construido hace 5.500 años, durante el Neolítico Final, y fue utilizado de forma intermitente durante 2.000 años, especialemente durante el periodo Calcolítico.
Durante las excavaciones se recuperaron restos de hasta 135 individuos, junto con ajuares funerarios que incluyen cerámica campaniforme, herramientas de sílex, una punta de flecha de bronce, abalorios y cuentas de collar.
El dolmen presenta una cámara funeraria poligonal formada por seis ortostatos de arenisca que sostienen una losa de cubierta de 2,65 metros de diámetro.
La losa de cubierta cayó dentro de la cámara, tal vez a consecuencia de un terremoto. Aun así, se siguieron realizando enterramientos hasta los inicios de la Edad del Bronce.
Entre 2010 y 2014, se llevaron a cabo trabajos de excavación, estudio y restauración bajo la supervisión de la Diputación Foral de Álava. Durante la restauración, se estabilizaron los ortostatos y se recolocó la losa de cubierta en su posición original.
El corredor del dolmen, de ocho metros de longitud, está dividido en dos zonas: una adintelada y otra intratumular. El conjunto está cubierto por un túmulo de piedras.
En el túmulo se halló una estela de arenisca con forma humana, decorada con cinco líneas horizontales que representan una mano y dos puñales grabados a la altura de los hombros.
Este hallazgo es único en el ámbito vasco y aporta información valiosa sobre las prácticas simbólicas de las comunidades prehistóricas.
En las proximidades de Laguardia se han hallado gran cantidad de restos arqueológicos como dólmenes (tumbas colectivas) y monumentos funerarios pertenecientes al Neolítico-Bronce (3000-1000 a.C.).
Esto indica que ya en épocas remotas, existían pequeñas comunidades de agricultores que la habitaban. De hecho, el primer vestigio documentado de la introducción de la agricultura en el País Vasco, se encuentra cerca de Laguardia.
Desde el cerro de El Gancho, además de avistar Laguardia, tendréis una fabulosa vista panorámica de la cercana sierra de Cantabria, con sus crestas cubiertas de nubes.