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![]() Rasos de Peguera |
La estación de esquí de Rasos de Peguera cerró sus remontes definitivamente en 2004, debido a las pérdidas económicas causadas tras varios años seguidos de pocas nevadas.
El cambio climático sumado a la poca altura que tiene la estación (menos de dos mil metros) hace difícil su reapertura. No obstante, diversos organismos (empresarios, Ayuntamiento de Castellar del Riu, Generalitat, Diputación de Barcelona...) estudian un nuevo proyecto para rehabilitarla. El tiempo y, sobre todo, el aporte económico tendrán la última palabra.
En el punto más alto de la carretera BV-4243, junto al acceso a la desmantelada estación de esquí de Rasos de Peguera, se encuentra el mirador de Rasos. Estamos a 1.836 metros de altitud, y un pequeño banco de madera, rodeado de nieve, indica hacia dónde debemos mirar para contemplar media provincia de Barcelona. Al fondo, entre la bruma, sobresalía el recortado perfil de la montaña de Montserrat.
La estación de esquí resulta ideal para disfrutar de un día en la montaña con los más pequeños. Un día soleado, mucha nieve y un pequeño trineo, fue el cóctel ideal para pasarlo a lo grande.
Unos metros más abajo, en Espinalbet, almorzamos en el restaurante Els Roures, especializado en comida tradicional del Berguedà.
Más tarde, para bajar la comida, realizamos una caminata por el carril que pasa junto al restaurante, y que une el cámping de Font Freda con Espinalbet, pequeña pedanía perteneciente a Castellar del Riu que tiene sus casas diseminadas por la ladera de la montaña.
Espinalbet es ideal para acometer rutas de senderismo por bosques de pinos y robles. Y, como nos ocurrió a nosotros al final de la senda, podréis observar fauna autóctona como vacas, ciervos y aves rapaces.
El carril apenas tiene desniveles. En su parte final, tras serpentear entre algunas casas, pasa junto a una fuente provista de un gran pilón. Es el lugar idóneo para tomar un pequeño descanso.
Y a partir de la fuente, tras superar el único repecho de la pista y situarnos a unos 1.230 metros de altitud, alcanzamos la iglesia de Sant Vicenç, románica del siglo XII.
Aunque ha sufrido reformas posteriores, la iglesia conserva elementos originales de la arquitectura románica catalana. Es un edificio de gran valor histórico, enclavado en un entorno natural privilegiado.
La iglesia es de planta rectangular con una sola nave, ábside semicircular característico del románico y campanario de espadaña, típico de las iglesias rurales medievales.
Como suele ocurrir en el ámbito rural, la iglesia estaba cerrada con llave. Antes de regresar centramos nuestra atención en una manada de vacas que pastaba en los sesgados y verdes prados.