Seis kilómetros, la mayoría de ellos realizados por la principal carretera que vertebra el valle de Boí, separan Barruera de Erill la Vall. No intentéis estacionar el coche en el pueblo, no hay sitio; dejadlo en el aparcamiento gratuito ubicado al fin de la carretera.
La iglesia de Santa Eulalia, declarada Patrimonio Mundial de la Unesco, es una obra del primer románico o lombardo. Fue construida en diversas fases en los siglos XI y XII.
De nave única y tres ábsides con forma de trébol, años más tarde se le añadió el campanario, uno de los mejores del valle. La esbelta torre de planta cuadrada, de seis pisos de altura, es propia del románico lombardo.
Torre y porche de la iglesia |
Torre y porche de la iglesia |
En una época posterior al campanario, se construyó el porche del portal norte, que acoge la portada de acceso al templo. Frente al porche se ubica el cementerio.
En el interior del templo se encontraba el conjunto escultórico del Descendimiento de la Cruz de Cristo (podéis ver una copia del mismo). Las piezas originales del siglo XII se localizan en el Museo Nacional de Arte de Cataluña de Barcelona y en el Museo Espiscopal de Vic.
Iglesia de Santa Eulalia |
Iglesia de Santa Eulalia |
Entre los siglos XV y XVI se instaló un retablo gótico, del cual quedan pocos vestigios, y un coro elevado a los pies de la nave, que en la actualidad acoge una muestra explicativa.
Junto al ábside de la iglesia, en un edificio situado en una calle próxima, se encuentra el Centro de Interpretación del Románico, un espacio destinado a potenciar iniciativas destinadas al conocimiento y la difusión del patrimonio románico del Valle de Boí.
Las casas del pueblo se ordenan a lo largo de la calle de Santa Eulalia, la única vía importante con que cuenta la villa. Frente a la iglesia veréis algunas casas típicas de la villa, con sus fachadas de piedra y sus tejados de pizarra negra.
En la calle de Santa Eulalia se concentran los restaurantes de Erill. Si os presentáis en un fin de semana, o en un puente, conviene reservar si queréis garantizaros una mesa en alguno de ellos. El restaurante La Plaça fue una elección acertada. Los platos de carne y los postres estuvieron a la altura.