Tren Gornergrat |
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Opel Vectra |
Teníamos por delante una jornada muy montañosa. Comenzamos la mañana desayunando en el albergue y charlando en castellano con los anfitriones. Partimos por la carretera 19 hacia el oeste, remontando el río Reuss hasta su nacimiento, en el puerto de Furka (2.431 m).
Furkapass |
Furkapass |
Muy cerca nos aguardaba el parquing gratuito del glaciar del Ródano. En el interior de la tienda de souvenirs existía un acceso hasta la lengua de hielo, pero el precio era desorbitado. Desde el balcón del comercio pudimos avistar la parte baja del glaciar de forma gratuita.
La carretera 19 descendía vertiginosamente junto al cauce del Ródano, atravesando bonitos pueblos de alta montaña. Estuvimos a punto de detenernos por el camino para tomar un funicular que nos llevara al glaciar Aletsch, el más largo de Europa continental, pero lo desestimamos para aprovechar mejor nuestra estancia en Zermatt.
Glaciar del Ródano |
Río Ródano |
Pasada la población de Visp, viramos a la izquierda y entramos en el valle de Zermatt por una carretera local, con rampas del 10%, que sigue la vía del tren Glacier Express y que concluye en Täsch.
Estacionamos el coche en un megaaparcamiento de Täsch y a continuación nos desplazamos en tren hasta Zermatt, que junto a St. Moritz, forma uno de los conjuntos esquiables más selectos de Suiza. En Zermatt, además, es posible contemplar a simple vista el monte Matterhorn o Cervino, con su característica forma piramidal.
Ferrocarril Matterhorn |
Centro de Zermatt |
Uno de los atractivos de Zermatt lo constituye el tren cremallera de Gornergrat, que sube a 3.100 metros de altitud y que te permite contemplar los glaciares del Monte Rosa y del Gornergrat.
Como cabía esperar de un amante de los trenes como yo, montamos en este estupendo ferrocarril y ascendimos de un tirón hasta la última estación, en Gornergrat. Arriba, a 3.090 metros de altitud, comtemplamos atónitos y a vista de pájaro el Monte Rosa (4.634 m) y su magnífico glaciar. A continuación, tras visitar el pequeño museo que se esconde en el edificio de la estación, descendimos a pie por un sendero (sin dificultad) que iba paralelo al glaciar Gornergrat. Más abajo, tras realizar un pequeño almuerzo con unas vistas de infarto, cogimos el tren en la estación de Rotenboden y nos apeamos en Riffelberg, estación establecida en una hermosa pradera ocupada en parte por un hotel de lujo. El lugar era ideal para contemplar desde las alturas Zermatt y su hermoso valle. |
De regreso a Zermatt, empleamos unos buenos minutos en pasear distendidamente por la calle principal, asediada de turistas y repleta de tiendas de regalos y bares con terraza.
A media tarde, cogimos el tren de vuelta a Täsch, montamos en el coche y enfilamos valle abajo al encuentro del Ródano, cerca de Visp. La N9 nos condujo por el valle del Ródano hasta Sion, población de aire afrancesado donde habíamos determinado pasar la noche. Una vez localizado el albergue juvenil dimos una vuelta por el municipio, que se levanta en torno a una colina coronada por el imponente castillo de Tourbillon.