Lago Lemán. Lausana |
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Ford Focus |
Aterrizamos en el aeropuerto de Ginebra a mediodía, provenientes del Prat (Barcelona). En el aeropuerto reservamos un vehículo por espacio de siete días para recogerlo a primera hora de la mañana del día siguiente. La jugada consistía en pasar toda la tarde en Ginebra al margen de vehículos.
Nos desplazamos a Ginebra en tren y nada más poner pie en la ciudad reservamos una noche, con desayuno incluido, en el hotel Central, ubicado en plena Vieille Ville. A continuación realizamos una visita al casco viejo, presidido por la catedral de St. Pierre. Vimos el Ayuntamiento y Bourg de Four, la plaza más antigua de la ciuadad, repleta de cafeterías, terrazas y presidida por una fuente del siglo XVIII. los edificios que la rodean abarcan de los siglos XVI al XVIII.
Más tarde, caminando por la rue Corraterie, fuimos a parar a la orilla del río Ródano, cuyo cauce se puede cruzar por emblemáticos puentes como el del Montblanc. En esta zona vimos la Tour de l'Île, una vieja torre-fortaleza del siglo XIII que sirvió de prisión durante largo tiempo. A partir del Jardín Inglés, rodeamos el lago Lemán hasta el Jet d'Eau, un chorro de agua que se eleva a más de 50 metros de altura y que se ha convertido en una de las atracciones de la ciudad.
Al día siguiente cogimos el tren del aeropuerto, montamos en el coche que habíamos reservado, un Ford Focus familiar, y partimos hacia la orilla del lago. Queríamos ver un reloj de flores ubicado en un parque y al estacionar el vehículo rocé la rueda con el bordillo, pinchando así la rueda. Coloqué la rueda de repuesto y como nos daba apuro regresar al aeropuerto, decidimos avanzar por la orilla norte del lago Lemán hacia Lausana. La rueda no permitía circular a más de 80 km/h, y eso fue exactamente lo que hice. Al menos disfrutamos del idílico paisaje mientras avanzábamos por la autopista.
Antes de iniciar el viaje habíamos realizado cuatro reservas de alojamiento: albergues de juventud en Ginebra (para el último día de viaje) y en Sion, y dos hoteles Fórmula 1, en Zúrich y en Lausana. Precisamente, antes de mediodía, dimos con el hotel de Lausana, ubicado a las afueras. El sol lucía en lo alto y hacía calorcito, así que nos colocamos los bañadores, montamos en el coche y marchamos al puerto de Ouchy, a orillas del Lemán. Accedimos al complejo lúdico de Bellerive, integrado por varias piscinas, playa y un cuidado césped del que dimos buena cuenta hasta la hora del almuerzo.
Por la tarde, tras dar una vuelta por la ribera del lago (no os perdáis los hermosos barcos de vapor movidos por palas giratorias), montamos en un funicular y ascendimos, con la ley del mínimo esfuerzo, hasta el casco viejo de Lausana. Por medio de empinadas escaleritas dimos con el vertiginoso Grand Pont, de 180 metros de altura, desde el que obtuvimos buenas vistas de la catedral.
Catedral de Lausana desde el Grand Pont |
El Grand Pont |
El centro histórico de Lausana está coronado por el castillo de St. Maire y la catedral de Notre Dame, un edificio de estilo gótico construido en el siglo XIII. Y un pelín más abajo, en la pintoresca plaza de Palud, se encuentra el Ayuntamiento, un edificio barroco levantado en el siglo XVII. Por cierto, si camináis junto a la catedral justo al ocaso, tendréis unas increíbles vistas de la ciudad y el lago Lemán.
Castillo de Saint Maire |
Ayuntamiento de Lausana |