Situada entre la plaza de la Señoría y el río Arno, la Galería Uffizi (de los Oficios), está considerada como uno de los museos más famosos del mundo por las impresionantes obras de arte que alberga.
El edificio que acoge la Galería Uffizi fue un palacio que Cosme I Médicis mandó construir a Giorgio Vasari. Las obras se iniciaron en el año 1560 y se terminaron en el año 1581.
Es difícil decidir qué ver en el Museo Uffizi. Considerado como el museo más antiguo de Europa, alberga una de las mayores colecciones de pintura italiana del mundo. Sin embargo, hay que hacer una elección, porque ver toda la galería es verdaderamente una empresa titánica.
Si no disponéis de mucho tiempo, recomiendo que veáis estas pinturas: La Anunciación, de Leonardo da Vinci (1472); El Nacimiento de Venus, de Sandro Boticcelli (1485); El Tondo Doni o la Sagrada Familia (1506), la única pintura conocida de Miguel Ángel; La Virgen de Ognissanti, de Giotto di Bondone (1310); Medusa, de Caravaggio (1597); Primavera, de Sandro Botticelli; La Venus de Urbino, de Tiziano Vecellio (1538)...
Y por supuesto, desde los grandes ventanales del edificio, a partir de la segunda planta, no os perdáis la panorámica del Puente Viejo, un símbolo de la ciudad y uno de los puentes más famosos del mundo.
Habíamos visto el Puente Viejo desde los ventanales de la Galería Uffizi, y había llegado el momento de contemplarlo a pie de calle. Desde la orilla del río Arno obtuvimos el ángulo perfecto, el que gusta a todos los turistas que se acercan a él.
El Puente Viejo, uno de los símbolos de Florencia junto a la Catedral, atraviesa el río Arno en su punto más estrecho. Fue inaugurado en 1345 y, con sus casas y tiendas colgantes, es uno de los pocos puentes habitados que se conservan en el mundo.
Mientras admirábamos este monumento de origen medieval, dos famosas figuras del celuloide hollywoodiense desfilaron con sus hijos frente a nosotros. Eran Angelina Jolie y Brad Pitt, por supuesto, acompañados de unos cuantos guardaespaldas.
Aparte de los "gorilas" y sus hijos, también les acompañaban un buen puñado de fans, que intentaban acercarse para conseguir un autógrafo o, sencillamente, tomar una foto. Los actores caminaban de prisa, ajenos a la expectación que generaba su presencia, pues ya debían estar acostumbrados.
Este es el precio que tiene la fama. No puedes moverte por el mundo como lo hacemos el resto de mortales; no puedes viajar sin guardaespaldas; no puedes pasear con tus hijos tranquilamente por una calle de Florencia... En este caso hablamos de actores que cobran un pastizal por hacer su trabajo, y que reciben premios por hacerlo tan bien; un privilegio reservado también a los cantantes: galardones y reconocimiento por hacer un trabajo. En fin, a mí nunca me han dado un premio por trabajar.
En los siglos XV y XVI las casas colgantes del Puente Viejo estuvieron ocupadas por carniceros y matarifes, pero, cuando la corte se mudó al Palacio Pitti, Fernando I ordenó cerrar las tiendas por el mal olor. Desde entonces han sido ocupadas por joyeros y orfebres.
La angosta Vía Guicciardini, trazada sobre el antiguo Corredor Vasariano, une el Puente Viejo con el Palacio Pitti. Construido en 1458, el palacio fue originalmente la residencia urbana de Luca Pitti, un banquero florentino (a lo mejor era pariente lejano de Brad Pitt).
Actualmente, el palacio es un gran complejo de impresionantes galerías y museos que albergan colecciones importantes de pinturas, escultura y objetos y piezas de arte.
Aguas arriba nos aguardaba el Piazzale de Michelangelo o plazoleta de Miguel Ángel, nuestro siguiente destino florentino, que yo ya conocía de una anterior visita a la ciudad.
Decidimos llegar hasta el Piazzale caminando por la orilla izquierda del río Arno, que nos brindó nuevas perpectivas de los edificios que más se asocian con la imagen de la ciudad: Puente Viejo, Galería Uffizi, torre del Palacio Viejo y cúpula de la Catedral.
A los pies de la colina que acoge el Piazzale de Michelangelo, en la plaza Poggi, veréis la medieval Torre de San Niccoló, una de las puertas de las murallas defensivas de Florencia. Fue costruida en 1324.
El Piazzale de Michelangelo, construido en 1860, se encuentra enclavado en el monte de la Cruces (Croci), una colina situada en la ribera sur del río Arno. La plaza está dedicada a Miguel Ángel, famoso artista renacentista. En ella podréis ver réplicas de las cinco estatuas más importantes del artista.
El Piazzale de Michelangelo es el punto de observación más famoso del panorama de la ciudad, reproducido en innumerables postales y de visita obligada para los turistas.
Desde lo alto de la colina se admira perfectamente todo el centro histórico de Florencia, desde el Puente Viejo en el río Arno, hasta sus principales edificios: iglesia de Santa Cruz, Palacio Viejo...
Y la imagen que más os sorprenderá es la de la Catedral de Santa María, con su cúpula y el campanario de Giotto como magnífico telón de fondo. Si tenéis una buena cámara y el día acompaña sacaréis una buena instantánea del templo.
Por último, en la orilla norte del río Arno, hicimos un alto para admirar la iglesia de Santa Cruz (Santa Croce), cuyo interior acoge las tumbas de célebres personajes vinculados con la ciudad, caso de Miguel Ángel, Maquiavelo o el mismísimo Galileo, además del monumento a Dante Alighieri.
En la plaza de San Firenze, situada entre el Palacio Viejo y la iglesia de Santa Cruz, localizamos la Osteria de Peccatori, un restaurante típico de comida toscana, o sea, platos a base de pasta.