Aviñón |
El hotel Campanile está situado en las afueras de Aviñón, así que la mejor forma de acercarse al centro histórico es en coche. Nosotros lo aparcamos junto a la muralla, en la parte sur de la ciudad.
La primera parte de la visita a Aviñón comienza cruzando la muralla por una de sus puertas sur. Intramuros, descubrimos viales sin apenas tráfico, como la calle Tintoreros, por donde discurre un canal de agua, además de otras calles interesantes, como Joseph-Vernet y Roi René, flanqueadas de casas de los siglos XVII y XVIII.
En pleno centro paseamos por la animada plaza del Horloge, que aloja el Ayuntamiento, y a su alrededor contemplamos algunas iglesias interesantes, caso de la Catedral y la iglesia de Saint Didier, del siglo XIV.
Una vez inspeccionado el centro histórico, nos aproximamos a la plaza del Palacio, presidida por el Palacio de los Papas, el edificio gótico más importante de Europa, que fuera residencia de los recursos pontificios en el siglo XIV.
Visitar el suntuoso interior del Palacio siguiendo la ruta marcada, nos llevó un par de horas, en las cuales recorrimos salas de ceremonia, capillas, el claustro, apartamentos privados del Papa, con interesantes decorados de frescos, y la azotea, donde obtuvimos una maravillosa panorámica de Aviñón y el río Ródano.
Aviñón se expande desde el río Ródano hacia el este, siendo la ciudad amurallada o casco antiguo la más próxima a la ribera. Precisamente, en el río se encuentra otro de los atractivos que más identifica a Aviñón: el puente de Saint Bénézet o de Aviñón, del siglo XII. Antiguamente contaba con 22 arcos pero muchos fueron destruidos debido a las inundaciones de 1668.
TOPÓNIMO DE RÓDANOEsta interesante excursión por el departamento del Gard transcurre junto al río homónimo, para contemplar una obra magna llevada a cabo por los romanos hace dos mil años. Declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, el acueducto del Gard fue construido en el siglo I d.C. para canalizar grandes cantidades de agua hasta el asientamiento romano de Nimes.
El acueducto del Gard tenía 50 kilómetros de longitud, salvaba un desnivel total de sólo 12 metros -toda una proeza para la época- y llevaba agua desde una fuente próxima a Uzès hasta Nimes. El puente del Gard es uno de los muchos puentes y túneles que posee esta obra llevada a cabo con milimétrica precisión por los ingenieros romanos. Sus 49 metros de altura y sus numerosos arcos incrustados en la garganta del río Gard, lo convierten en uno de los puentes más grandes de todo el imperio. Nosotros lo vimos a media tarde, con el sol bajo, lo que le daba un color especial a la piedra.