Esta ruta, la última que realizamos en la ciudad, comienza en el cauce del río Albarregas. En primer lugar abordamos el Puente Romano del Albarregas, construido en época de Augusto (siglo I a.C) para salvar las aguas de este pequeño afluente del Guadiana.
El puente tiene 145 metros de longitud, 7,90 metros de ancho y está formado por cuatro arcos fabricados con sillares de granito almohadillados. Forma parte de la Ruta de la Plata hacia Astorga.
Junto al Puente Romano del Albarregas se encuentra el Acueducto de los Milagros, construido para transportar a la ciudad el agua procedente de la presa de Proserpina, y salvar la depresión del río Albarregas, que desemboca en el Guadiana unos metros adelante.
Su construcción data de dos momentos diferentes; una primera fase de época de Augusto o del momento fundacional de la ciudad (finales del siglo I a.C.), y la segunda fase del siglo III.
El acueducto está hecho con sillares de granito combinado con hiladas de ladrillos y núcleo de hormigón. Mide unos 830 metros, con una altura máxima de 25 metros.
Cerca de la estación ferroviaria se halla la basílica de Santa Eulalia, el templo cristiano más antiguo de Mérida. Declarada Monumento Nacional, su construcción se remonta al siglo V, en época de Constantino.
El interior de la basílica guarda los restos de la mártir Santa Eulalia, perseguida y martirizada en época de Diocleciano. Las excavaciones realizadas en el templo desde 1990 pusieron de relieve la enorme importancia histórica y artística del edificio.
La basílica atesora diversas muestras escultóricas y arquitectónicas relacionadas con los momentos históricos dados en la religión. Muestras del arte paleocristiano, visigodo, bizantino y románico tienen un fiel reflejo entre los muros del templo.
La siguiente visita de la tarde nos conduce hasta el Acueducto de San Lázaro, conocido también como Acueducto de Rabo de Buey. Como ocurre con el vecino Acueducto de los Milagros, su construcción salva el valle del río Albarregas.
El acueducto traía agua a la ciudad procedente de captaciones subterráneas. Tenía unos 1.600 metros de longitud y 16 metros de alto. En la actualidad sólo se conservan tres pilares unidos en la parte baja por arcos de granito.
Cerca del Acueducto de San Lázaro, en la avenida de Extremadura, se encuentran los restos del Circo Romano o Hipódromo. El acceso al recinto está incluido en el pase "Circuito Completo", y la visita no os dejará indiferentes.
Construido probablemente en el siglo I d.C., tuvo un aforo de 30.000 espectadores, lo que lo convierte en uno de los mayores circos del mundo romano. Las cáveas o gradas se dividían, al igual que en los demás edificios destinados al espectáculo público, según clases sociales. Había reservados para el organizador de los juegos, para los jueces...
De la spina o espigón central, que mide 233 metros, sólo quedan los cimientos situados bajo la arena de este extenso circo. En la spina se concentraba la más rica decoración del Circo, a base de esculturas y obeliscos de los que sólo restan los testigos de sus cimentaciones.
La Porta Pompae del Circo —de los desfiles— daba entrada al cortejo ceremonial y en ella se han localizado las carceres o caballerizas en número de doce.
Es muy probable que con la implantación oficial del cristianismo comenzase el declive del Circo. Eso sí, la pasión por este tipo de espectáculos quedó reflejada en abundantes obras de arte con motivos circenses. Tanto en pintura, escultura, cerámica, mosaico, orfebrería, etc. aparecen representados caballos y yeguas con sus respectivos nombres.