Portal de Ses Taules |
El casco viejo de Eivissa o Dalt Vila, se encuentra desparramado por un altozano que domina la ciudad y el puerto. Se accede a él a través del Portal de Ses Taules, nombre que hace referencia a las "taules", unas maderas que servían de puente levadizo y con el que se defendía la ciudad.
Portal de Ses Taules |
Portal de Ses Taules |
Existen tres rutas para conocer Dalt Vila: Clásica, de los Baluartes y Desconocida. Nosotros hicimos un mezcla de las tres, lo que se tradujo en una visión general del conjunto histórico: Catedral (gótica del siglo XIV), callejuelas medievales, baluartes del recinto amurallado, Casa de la Curia (siglo XIII), Patio de Armas, Mirador del Rey y el Ayuntamiento, que ocupa una parte del convento de Santo Domingo.
Toda excursión que se precie por Dalt Vila debe concluir en lo más alto del promontorio, lugar que ocupa el castillo. Desde esta atalaya tendréis una buena perspectiva de Ibiza, con el casco antiguo a vuestros pies, el azul intenso del mar por un costado y la zona nueva por el otro. Si os fijáis en la costa, comprobaréis horrorizados hasta donde ha llegado la especulación inmobiliaria. Lo que un día fue un vergel de playas idílicas hoy lo ocupa el cemento.
Un entramado de estrechas calles se extiende por la Marina, entre la avenida Andanes (paralela al puerto) y Dalt Vila. Es un lugar fresco y sombreado, ideal para caminar a mediodía, cuando el sol pica y el hambre aprieta. Aquí, entre decenas de tiendas de cerámica, moda y bisutería, encontraréis restaurantes selectos donde poder hincar el diente; eso sí, a precios prohibitivos. Para los que no queráis gastar tanto, siempre tenéis a mano el omnipresente McDonald's.
Dalt Vila desde el puerto |
Callejeando por la Marina |
Y al caer la noche, La Marina se transforma. El ambiente tranquilo y relajado que se respira en la zona a la luz del sol, desaparece de un plumazo. Los bares de las calles próximas a la avenida Andanes se llenan de gente joven en busca de copas, diversión y fiesta. La música lo invade todo; cada vez que pasas frente a un bar llega a tus oídos una nueva canción. Es como estar en una gran discoteca, pero al aire libre.
De copas en La Marina |
De copas en La Marina |
Estuvo entretenido; tomar unas copas en una animada terraza, al aire libre, mientras observámamos el continuo desfile de gente extravagante que se movía sin rumbo fijo, en busca de un local que encajara con ellos. Mientras tanto, varios chicos y chicas, ataviados como si fueran a una fiesta de disfraces, repartían descuentos de entradas a discotecas a los allí presentes.