Se puede llegar a la plaza del Potro caminando por el corazón de la Judería o por la orilla norte del río Guadalquivir. Nosotros elegimos la primera opción, lo que nos permitió reconocer bonitas plazas como la de Abades.
En la plaza de Abades podréis ver la portada de una ermita reconvertida en el único hotel Monumento de Córdoba. También os llamará la atención las coloridas fachadas rematadas con ventanas con arcos de medio punto.
Alcanzamos la plaza del Potro a media tarde, cuando las sombras comenzaban a adueñarse de las calles. Es lo que tiene viajar a finales de diciciembre.
Lo primero que os llamará la atención nada más llegar a la plaza del Potro es el Triunfo de San Rafael, obra del escultor francés Michel de Verdiguier, encargada por el Cabildo en 1781. (Esta es la tercera estatua decidicada a San Rafael que vi en Córdoba ese día).
La popular plaza del Potro está presidida por una fuente, en cuyo centro se halla una columna coronada por la escultura de un potro con la patas alzadas.
Tradicionalmente, la plaza del Potro fue lugar de compra-venta de ganado y de actividades artesanales, tal y como demuestra la famosa Posada del mismo nombre.
Enfrente de la fuente, en la fachada exterior del Museo de Bellas Artes, se encuentra un azulejo haciendo referencia a que Don Miguel de Cervantes hizo mención de ese lugar en la mejor novela escrita del mundo.
En la parte oriental de la plaza del Potro se encuentran los museos de Julio Romero de Torres y de Bellas Artes. Los edificios forman parte del antiguo Hospital de la Caridad, levantado en el siglo XV.
El Museo de Bellas Artes es una pequeña pinacoteca dedicada principalmente a artistas cordobeses. Dispone de seis salas que incluyen pintura, escultura, dibujos, grabados y lienzos. El Museo Julio Romero de Torres, en cambio, está dedicado al pintor de la mujer morena.
Museo de Bellas Artes |
Museo de Bellas Artes |
Las posadas son establecimientos típicos construidos en torno a un patio común alrededor del cual se situaban las habitaciones de los viajeros.
Las primeras referencias que se conocen de la Posada del Potro datan del siglo XVI, habiendo mantenido su función primitiva hasta la primera mitad del siglo XX, siendo la única que se conserva en la ciudad con su aspecto originario.
La plaza, declarada Monumento Arquitectónico-Artístico, y la Posada del Potro sirvieron de inspiración a Cervantes, Góngora y Quevedo y han sido fuente inagotable de leyendas.
El edificio de la Posada del Potro mantuvo su función de hospedería hasta el año 1972. En dicha fecha, el Ayuntamiento de Córdoba lo adquirió cuando estaba a punto de perderse.
Desde los año ochenta del siglo XX, tras una serie de reformas en su interior, la Posada del Potro es destinada a usos de carácter cultural. De hecho, esa tarde, en las las diferentes salas del establecimiento, pude admirar interesantes exposiciones: de guitarras, maquetas...
Al oeste de la plaza del Potro, en la calle San Fernando, admiramos dos edificios de diferente condición. El primero fue el Palacio de los Marqueses del Carpio, la única casa fortaleza de la ciudad.
El segundo edificio, situado a unos metros del primero en la misma calle de San Fernando, fue la iglesia de San Francisco, fundada por el rey Fernando III en el siglo XIII (en origen fue el convento de San Pedro el Real). El templo destaca por su monumental fachada.