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 Iglesia de la Resurrección |
- Una buena opción para visitar Moscú y San Petersburgo es contratar un paquete cerrado que incluya vuelo, hotel, traslados y visitas panorámicas, con dos trenes nocturnos incluidos.
- En San Petersburgo existen furgonetas blancas que funcionan como pequeños minibuses. Son baratas y os llevarán a los principales puntos de interés turísitico.
- No os coléis en el metro. Las puertas de acceso se suelen cerrar súbitamente atrapandoos dentro.
- La policía rusa suele acosar a los extranjeros para sacarles un dinero. Son muy pesados. Si queréis escaquearos de ellos podeís seguir algunas de estas pautas:
- No habráis la boca cuando paséis a su vera. Evitaréis que os oigan y os identifiquen como extranjeros.
- Si os paran en la plaza Roja, señalad con el dedo a algún grupo de turistas, haciéndoles ver que formáis parte de él. De esta forma os dejarán tranquilos.
- Portad en la mochila un par de cervezas ("pibo", en ruso). Os verán como tipos enrollados, amantes de la birra, y os dejaran en paz.
- En el interior de museos y palacios no está permitido tomar fotos ni portar mochilas. Es obligatorio dejarlas en las consignas. En el Ermitage, sí podréis tomar fotos.
- Antes de iniciar el viaje, familiarizaos un poco con el alfabeto cirílico. Os vendrá muy bien para identificar calles y no perderos en el metro.
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El tren procedente de Moscú llegó a San Petersburgo a las siete de la mañana. Sin tiempo siquiera para tomar el desayuno, un autobús nos recogió a todos para iniciar la visita panorámica. El frío era intenso, el día amaneció nublado y los canales estaban congelados; menudo panorama.
La primera parada, de pocos minutos, la realizamos en el jardín Mikhailovski, junto a la iglesia de la Resurrección, la más bonita de la ciudad. En la segunda parada, más fructífera, penetramos en una pequeña isla del río Neva que acoge la fortaleza de Pedro y Pablo, primer asentamiento ruso en la zona. Intramuros, vimos la estatua a tamaño real de Pedro I el Grande, y junto al río Neva y las murallas contemplamos varios bloques de hielo.
A continuación regresamos a la avenida Nevski, la principal arteria comercial de San Petersburgo. Vimos la catedral de San Isaac, la entrada principal al museo Ermitage y a mediodía partimos hacia el hotel Okhtinskaya, nuestra residencia para los siguientes tres días.
Por la tarde iniciamos la visita a la ciudad por nuestra cuenta. Nos desplazamos a la avenida Nevski en pequeñas furgonetas que funcionaban como taxis. Recorrimos a pie la kilométrica avenida, hasta el canal Gribodeyob, en cuyo extremo se levanta la maravillosa iglesia de la Resurrección (año 1907), con sus cúpulas con forma de bulbos multicolores. Admiramos también un tramo del canal Moika, de aguas heladas, jalonado de bellos edificios.
El Ermitage, uno de los museos más grandes e importantes del mundo, nos ocupó toda la mañana en San Petersburgo. La tarde, como cabía esperar, la dedicamos a serpentear entre canales helados.
El segundo día también lo dedicamos a recorrer el centro de San Petersburgo. Empleamos toda la mañana en visitar el Ermitage, uno de los museos más importantes del mundo. Admirar la extensa colección de cuadros y la sección dedicada a Egipto nos llevó cuatro horas, hasta la hora de almorzar. Pero valió la pena.
Por la tarde, después del insípido almuerzo, nos dedicamos a admirar algunos canales y a pasear por la animada avenida Nevski, que concentra los principales monumentos de la ciudad: iglesia de la Resurrección, catedral Isaac, iglesia Kazán...
 Canal Moika |
Iglesia de la Resurrección |
