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Diccionario etimológico y toponímico
Peterhof, el palacio de Invierno. Rusia   Marzo 2002
ETAPA 4: Petrodvorek I Palacio de Invierno del zar Pedro I (Peterhof)
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El ferrocarril ruso del mar Báltico une San Petersburgo con varias ciudades del sur del golfo de Finlandia. Petrodvorek, a 29 kilómetros de San Petersburgo, es una de estas urbes en donde se detiene el tren. Aquí se encuentra el fastuoso Palacio de Invierno del zar Pedro I, conocido comúnmente como Peterhof.

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Palacio Peterhof


Consejos e información útil

  • Trayectos en tren:
    1/ De San Petersburgo a Petrodvorek (i/v).
    2/ Tren nocturno de San Petersburgo a Moscú.
  • Alojamiento: Hotel Okhtinskaya de San Petersburgo.
  • Lo mejor:
    - Caminar sobre el mar helado, en Peterhof.
    - El interior del Palacio de Invierno (Peterhof).
  • Lo peor:
    - Vagones masificados en el tren de Petrodvorek.
    - Vigilantes muy plastas en el palacio. No dejaban tomar fotos.



Estación Báltica de San Petersburgo

La excursión que realicé en tren al Palacio de Invierno resultó una experiencia positiva. Todo comenzó en el hotel Okhtinskaya de San Petersburgo, tomando un taxi-furgoneta hasta la estación central de ferrocarril, o de Moscú. Allí montamos en el metro y nos desplazamos hasta la estación de Baltijskaya.

En la taquilla de esta vieja estación, con grandes esfuerzos a causa de la barrera idiomática, conseguimos adquirir dos billetes ida y vuelta a Petrodvorek.


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Parada de metro Baltiskaya
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Estación Báltica. San Petersburgo


Petrodvorek

A mediodía partimos en un vetusto tren que iba hasta la bandera. Las paradas se sucedían por el extrarradio de San Petersburgo y esto nos despistaba bastante. Varios pasajeros nos adviertieron de la llegada a nuestra estación, que llevaba por nombre Novyj Petergof.

La estación se hallaba en mitad de un bosque surcado por pequeños canales helados. Menos mal que lucía el sol y la temperatura no era excesivamente baja. Este hecho nos alentó a caminar por una senda de tierra que conducía hasta el centro de Petrodvorek. Sólo tuvimos que seguir a varios partisanos.





Palacio Peterhof

Más tarde, sin mapa alguno que nos guiara, conseguimos acceder al enorme parque que acoge el Palacio de Invierno (Peterhof). Primeramente nos desplazamos hasta la orilla del mar Báltico para ver y pisar la plataforma de hielo que cubría toda la bahía. Era la primera vez en mi vida que caminaba sobre el mar helado, y la experiencia fue sobrecogedora.

Posteriormente, avanzando junto al sistema de fuentes del parque (por cierto, estaban congeladas y las estatuas cubiertas de madera), nos presentamos en la taquilla del suntuoso palacio Peterhof, cuya visita recomiendo. Recorrimos las diferentes salas palaciegas ante la inquisidora mirada de los empleadas, que no permitían que desenfundáramos nuestras cámaras de fotos. ¡¡Benditos móviles de hoy día, que te ahorran mogollón de disgustos!!

De camino a la estación de tren por las calles de Petrodvorek, contemplamos la hermosa catedral de Pedro y Pablo, coronada por las típicas cúpulas con forma de cebolla. Un nuevo tren nos trajo de vuelta a San Petersburgo, esta vez sin agobios, cómodamente sentados junto a la ventana, y al caer la noche, bajo las órdenes del guía de la mayorista, tomamos el expreso nocturno que debía conducirnos a la capital rusa.





Moscú (último día)

Al día siguiente, antes tomar el avión y regresar a Barcelona, aún tuvimos tiempo de pisar por última vez la Plaza Roja de Moscú, que nos atraía a todos como un oso a la miel.


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Plaza Roja. Moscú

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