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![]() El Peristilo |
Llegamos a Split pasadas las ocho de la mañana. La estación Término estaba junto al puerto marítimo, que a esas horas estaba repleto de vehículos que se dirigían a los ferris. Desayunamos en una terraza del puerto y acto seguido, adquirimos en unas taquillas nuestros billetes de barco para la isla de Korcula.
Llegados al centro histórico de Split, caminamos por el paseo Marítimo, en paralelo a la línea de costa y a la muralla romana. Y en una de las ocasiones que traspasamos la muralla dimos con la elegante y acogedora plaza Vocni, jalonada de edificios de distintas épocas: medievales, venecianos, etc. En un lateral de la plaza vimos una alta torre de origen veneciano.
Esa tarde tomaríamos el ferry a la isla de Korcula, y hasta entonces, no nos quedó más remedio que llevar a cuestas nuestras diminutas mochilas. Menos mal que no pesaban. Al menos, ese día la temperatura era agradable. Y en el centro histórico de Split, plagado de estrechas calles, las sombras estaban garantizadas.
Split ha estado bajo dominio romano, veneciano, austriaco, francés, italiano y yugoslavo. Esta mezcla de culturas y de pueblos se traduce en un rico legado arquitectónico. Y de este legado, la construcción que más se asocia con la ciudad dálmata es el Palacio del emperador Diocleciano, del sigo IV. Habíamos visto, previo pago, los Sótanos del palacio, y de regreso a la superficie, caminando por el antiguo vestíbulo, fuimos a parar al Peristilo, lugar de encuentro de locales y foráneos.
El Peristilo, o plaza de Armas, era la plaza central del Palacio de Diocleciano, en torno a la cual había varios templos. Mide 27 metros de largo por 13,5 metros de ancho, y está rodeado por altas columnas que, en su día, aguantaban diversos soportales.
Los templos que rodeaban el Peristilo han desaparecido. Y en un lateral del cuadrilátero se encuentra la catedral de San Domnius, levantada en el siglo VIII, que destaca por su alto campanario del siglo XIII. Como la entrada era de pago, optamos por no visitarla.
![]() Peristilo y entrada a la Catedral |
![]() Torre de la Catedral |
A Miguel Ángel se le había roto la correa la mochila de tela donde guardaba su cámara de fotos. Recorrimos las empedradas callejuelas en busca de una mercería donde poder adquirir hilo y aguja, pero no vimos ninguna. Y concluimos nuestro paso por Split en el animado paseo Marítimo, con sus terrezas repletas de comensales. Ese día almorzamos fruta que adquirimos en un mercado. Y menos mal que no llené el estómago.