La línea 4 de metro es la forma más rápida de llegar al Palacio de Schönbrunn. Desde la parada tendréis que caminar unos 500 metros para alcanzar la Puerta Principal del palacio.
Cuando salgáis del metro encontraréis paneles informativos que os ayudarán a orientaros. La entrada al palacio se localiza al otro lado del aparcamiento. Podéis caminar junto a la vía del metro o por la acera, frente a los edificios del Orangerie (Invernadero de los Naranjos).
Dos altas columnas custodian la Puerta Principal de Schönbrunn. El acceso es gratuito. Los únicos recintos de pago que encontraréis en el interior son el Palacio Schönbrunn y el zoológico, considerado como el más antiguo del mundo.
Al otro lado de la enrejada puerta accederéis a la plaza de la Corte. Antes de abordarla, a mano izquierda veréis el edificio que acoge las taquillas. Nosotros, en un principio no íbamos a visitar el palacio, pero nos dejamos llevar por la emoción y al final acabamos soltando la pasta. ¡Y menudo atraco!
En la plaza de la Corte, frente a la fachada norte del Palacio Schönbrunn, se localizan las dos fuentes de la Corte. En nuestra visita no estaban en funcionamiento.
No pensé que habría tanta gente ese lunes de febrero en la entrada al Palacio Schönbrunn, lo cual da fe de la popularidad que ha alcanzado este suntuoso edificio. Tras pasar por el control de metales accedimos a la planta noble del palacio por la monumental escalera.
La antigua residencia de verano de los Habsburgo se construyó entre 1695 y 1713. Tiene 1.441 habitaciones, 45 de ellas son las que incluye el Tour Imperial, y todas se encuentran en la planta noble. El recorrido comienza en el Salón de Guardia y en la Sala del Billar.
Fuimos recorriendo las diferentes salas del palacete con la Audioguía pegada a la oreja. Contemplamos las recargadas estancias, decoradas con el mobiliario propio de la época: dormitorios, escritorio, Sala del Desayuno, Salón Amarillo...
Una de las salas que más nos impresionó fue la Gran Galería, de 40 metros de longitud y 10 metros de ancho. Fue diseñada en estilo rococó, con altos ventanales, espléndidos espejos, arañas y estuco blanco y dorado. En la actualidad se sigue utilizando para banquetes y recepciones oficiales.
Una de las últimas habitaciones que vimos antes de abandonar el palacio fue el Salón Ceremonial, utilizado para eventos familiares como bautizos y fiestas de cumpleaños. La sala destaca por los grandes cuadros que cuelgan de sus paredes.
Los hermosos jardines del Palacio Schönbrunn, de 160 hectáreas, están declarados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Cuentan con estanques, fuentes, ruinas romanas y el zoo más antiguo del mundo.
Frente a la fachada sur del Palacio Schönbrunn se abre el Parterre, un extenso jardín salpicado por 32 estatuas de piedra que datan de 1753. Representan figuras de la mitología griega y de la historia de Roma.
Desde el Parterre tendréis una buena perspectiva de la fachada sur del Palacio Schönbrunn por un lado y de la Glorieta por el otro. Esta construcción, situada en lo alto de la colina, fue el objetivo que nos propusimos alcanzar esa fría mañana.
Al final del Parterre, a los pies de la colina que acoge la Glorieta, se encuenta la Fuente de Neptuno, un precioso monumento cuya cascada, como pudimos comprobar esa mañana, no funcionaba a mediados de febrero.
A partir de la Fuente de Neptuno, un par de sendas trazadas en zigzag conducen al primero de los dos estanques que rodean la Glorieta. La subida no reviste dificultad.
La Glorieta es un edificio porticado de estilo neoclásico diseñado en 1775. Está situado en lo más alto de la colina y es la construcción más sobresaliente del parque. Fue utilizado como comedor antes de convertirse en mirador y, posteriormente, en una cafetería.
Desde el estanque, a los pies de la Glorieta, tendréis una buena vista panorámica del Palacio Schönbrunn; sin emabargo, yo os aconsejo que ascendáis unos metros y que accedáis al interior del edificio. Tendréis nuevas vistas de los estanques, del palacio y de Viena.
La Viena Card es la tarjeta que os permite viajar en el transporte público de Viena. Puede ser de 24 horas (17€), 48 horas (25€) o 72 horas (29€). Comienza a funcionar a partir del momento en que la validáis en el metro, en una estación de tren o en el interior de un tranvía. Importante: el niño que acompaña a un adulto portador de la tarjeta viaja gratis.
La Viena Card se puede adquirir en la oficina de turismo del aeropuerto; incluye todos los transportes públicos de Viena salvo el tren del aeropuerto, donde deberéis pagar un suplemento de 2€ por adulto y 1€ los niños.
Con la Viena Card obtendréis descuentos en la Noria Gigante, en la iglesia de San Carlos, en el Palacio Hofburg, tanto en los Apartamentos Imperiales de Sisí como en la Biblioteca Nacional, y en otros museos. Eso sí, tened presente que el Palacio Schönbrunn, el más caro de Viena, no tiene descuentos.