Esa mañana habíamos visitado el Palacio y los jardines de Schönbrunn, y llegado el momento de almorzar decidimos acercarnos al mercado Naschmarkt, situado en el tranquilo barrio de Wieden. Nos apeamos en la estación Kettenbrückengass de la línea 4 y antes de buscar un restaurante, tuvimos tiempo de callejear un poco por el barrio.
El mercado Naschmarkt se localiza en una larga y ancha avenida del barrio de Wieden, la Linke Wienzeile. Rebosante de vida y color, el mercado ofrece de todo, desde frutas y verduras hasta un rastrillo que se celebra cada sábado.
Me llamó mucho la atención el contraste que había entre los puestos del mercado y los hermosos edificios, de corte neoclásico, que jalonan ambas aceras de la avenida. Viena es así, una ciudad donde todo es posible.
Dos largas calles paralelas vertebran el mercado Naschmarkt; una de ellas está destinada principalmente a puestos de comida y regalos, y la otra cuenta con una larga lista de restaurantes especializados en comida turca, austriaca, griega...
Al final del mercado Naschmarkt se localiza el Museo de Arte Moderno, coronado por una cúpula de laureles dorados. En su interior podréis ver exposiciones temporales al módico precio de 12€. Nosotros preferimos encaminarnos hacia la Karlskirche.
El cielo se estaba poniendo feo cuando abandonamos Naschmarkt y nos encaminamos hacia la Karlskirche, una impresionante iglesia barroca construida entre 1715 y 1737. El templo destaca por las dos columnas situadas a cada lado de la fachada y por su gran cúpula.
Desde la plaza de Carlos, la Karlsplatz, tendréis una buena panorámica de esta iglesia levantada en honor a San Carlos Borromeo, patrón de la lucha contra la peste. Podréis ver su estatua en el frontón de la iglesia, que se asemeja al de un templo griego. Las columnas, en cambio, están inspiradas en la antigua columna romana de Trajano.
El acceso a la iglesia se encuentra en un lateral. Con la Viena Card tendréis un descuento en la entrada. Los niños entran gratis, lo cual es de agradecer. Una vez os situéis en el centro de la nave principal, os sorprenderá sus grandes dimensiones y el estilo barroco que exhibe el altar mayor.
Nave principal la Karlskirche |
Altar Mayor de la Karlskirche |
En el interior cabe destacar las pinturas del altar, obra de Daniel Gran. Suyos son también los famosos cuadros "La curación del enfermo de gota", "Jesucristo y el capitán romano" y "Santa Isabel de Hungría".
Altar y techo de la Karlskirche |
Cuadro Sta. Isabel de Hungría |
Unas amplias escaleras de caracol permiten acceder al palco donde se localiza el órgano de la iglesia. Desde este privilegiado balcón podréis contemplar la nave principal y los frescos de la cúpula, que me impresionaron por su realismo.
Órgano de la Karlskirche |
La Karlskirche desde el órgano |
A partir de la sala del órgano, la escalera de caracol asciende varios metros más, hasta alcanzar la terraza de la iglesia. Aquí podréis ver varias columnas como las que presiden la fachada del templo, sólo que más pequeñas.
Terraza de la Karlskirche |
Terraza de la Karlskirche |
Desde la terraza tendréis una buena panorámica de Viena y del estanque situado en la Karlsplatz. Eso sí, a mitad de febrero lo contemplamos sin una gota de agua. De hecho, muchas de las fuentes que vimos en nuestra estancia en Viena estaban cerradas.
De camino al parque Stadtpark pasamos por la plaza Schwarzenberg o de Montenegro, un enorme rectángulo que destaca por la ausencia de árboles, por sus edificios neoclásicos y por el monumento en homenaje a Karl Philipp, príncipe de Montenegro. El monumento es una estatua ecuestre de bronce del príncipe.
A través de la avenida Lothringer accedimos al Stadtpark, parque dividido por el río Wien que fue diseñado en 1862 para crear un paisaje artificial dentro de la ciudad.
Los caminos serpentean a ambos lados del río Wen, dejando a su paso estanques y hermosos arriates de matorrales y flores.
Viena está estrechamente ligada a la música clásica, y fruto de ese legado se puede admirar en Stadtpark. El parque está salpicado de estatuas de artistas y compositories, y se ha hecho famoso, sobre todo, por su monumento al rey del vals, Johann Strauss.
Johann Strauss fue el miembro más célebre de una dinastía de compositores y músicos. Escribió más de 500 piezas de baile, entre ellas el Danubio Azul (1876). Su estatua dorada, de 1921, tiene fama de ser la más fotografiada de Viena. El rey vienés del vals aparece tocando el violín entre bailarines y rodeado de un arco de mármol.
La Viena Card es la tarjeta que os permite viajar en el transporte público de Viena. Puede ser de 24 horas (17€), 48 horas (25€) o 72 horas (29€). Comienza a funcionar a partir del momento en que la validáis en el metro, en una estación de tren o en el interior de un tranvía. Importante: el niño que acompaña a un adulto portador de la tarjeta viaja gratis.
La Viena Card se puede adquirir en la oficina de turismo del aeropuerto; incluye todos los transportes públicos de Viena salvo el tren del aeropuerto, donde deberéis pagar un suplemento de 2€ por adulto y 1€ los niños.
Con la Viena Card obtendréis descuentos en la Noria Gigante, en la iglesia de San Carlos, en el Palacio Hofburg, tanto en los Apartamentos Imperiales de Sisí como en la Biblioteca Nacional, y en otros museos. Eso sí, tened presente que el Palacio Schönbrunn, el más caro de Viena, no tiene descuentos.