El conjunto arqueológico de Peciña se localiza a 5,3 km del inicio de la carretera LR-424 (que conduce a Peciña). El aparcamiento se halla entre campos de viñedos y está bien acondicionado para estacionar en batería.
Un carril cortado al tráfico, de unos 200 metros de longitud, parte del aparcamiento hacia la ermita de Santa María. Es cuestión de seguir las indicaciones para situarnos frente al templo.
Situada a aproximadamente 1 km de Peciña, la ermita de Santa María de la Piscina es uno de los monumentos más completos y mejor conservados de La Rioja.
La ermita fue mandada construir por el infante Ramiro Sánchez de Navarra, quien participó en la Primera Cruzada. A su regreso, trajo consigo una astilla de la cruz de Cristo y una imagen de la Virgen, y dispuso en su testamento la creación de la Divisa y Casa Real de la Piscina, junto a un templo consagrado a la Virgen María.
El edificio es de una sola nave cubierta con bóveda de cañón y ábside semicircular, característico del estilo románico. Su construcción comenzó en 1110, fue consagrada en 1137 y se finalizó en el siglo XIII. Se encuentra aislada sobre un collado entre dos cerros, rodeada de viñedos, lo que le confiere un especial atractivo.
En el exterior se conservan canecillos decorados y la puerta principal está coronada por un gran escudo de fecha posterior.
Destaca también su singular torre. En el interior se pueden observar capiteles con interesantes motivos, y se conservan algunos pequeños restos de la decoración original, fechados en el siglo XIII.
En la cara sur de la ermita se encuentra una necrópolis de repoblación, con tumbas datadas entre los siglos X y XIV. Se han encontrado 49 tumbas, algunas antropomorfas talladas en la roca caliza del suelo, otras de lajas y sarcófagos exentos.
Las sepulturas talladas en la roca son el único testimonio cierto de las gentes que, antes del siglo XII, poblaron una aldea citada en las fuentes escritas como Picinia; es decir Peciña. (Por tanto, el nombre original de la ermita no es Piscina, sino Peciña).
Entre las tumbas se encuentra una plataforma deprimida, de planta oval, que pudo servir para el prensado de la uva. Estas estructuras perduraron durante la Edad Media e, incluso, hasta la Edad Moderna.
En el promontorio situado al suroeste de la iglesia, en el mismo yacimiento, podréis ver los restos de un poblado medieval (viviendas semirrupestres y fortificaciones) de los siglos X al XIV.
Se trata de un conjunto de pequeñas cabañas adosadas, cerradas en el fondo por el cortado de la arenisca, y separadas por muretes con base de mampostería y alzados, tal vez, de tapial o de entramados de madera. Fueron descubiertas en las excavaciones realizadas entre 1976 y 1978.
Otro atractivo de la zona lo constituye el dolmen de la Cascaja. Para llegar a él deberéis caminar unos 350 metros por la carretera, en dirección a Peciña, y tomar un desvío indicado a mano izquierda.
Tras completar unos 60 metros por una senda encharcada, llegaremos a este dolmen descubierto y excavado en los años 50 del pasado siglo.. Durante la excavación se hallaron restos de una treintena de individuos además de láminas de sílex, puntas de flecha y alguna de bronce, correspondientes al Neolítico antiguo.
Al parecer, el dolmen se restauró y consolidó durante el proceso de excavación, lo cual explicaría el extraño corredor que vemos hoy en día.
A pocos metros del cruce de la carretera de Peciña con la N-232a (en dirección a Ábalos), veréis a mano derecha el cartel que anuncia el Guardaviñas de la Rad, perteneciente a Ábalos.
Esta construcción es un claro ejemplo de los otros 13 guardaviñas o chozos de falsa cúpula que se hallan en esta zona de la Sonsierra.