Castillo de Javier |
Habíamos planificado una estancia de cuatro días en el norte de Navarra y la ruta la iniciamos en Sos del Rey Católico, villa zaragozana que un día viera nacer al rey Fernando el Católico. Capital de la comarca de las Cinco Villas, Sos es una población relativamente pequeña, si bien su coqueto casco histórico guarda bellos ejemplos de arquitectura tradicional que evoca al medievo, con callejuelas empinadas y estrechas.
Surgida como plaza militar, en el siglo XI quedó integrada en el joven reino de Aragón. Su trazado urbano es de esta época y está declarado Conjunto Histórico-Artístico. Las murallas son de las más completas de Aragón, con siete puertas que dan acceso al casco histórico, siendo la de Zaragoza la principal entrada al recinto.
En la zona más elevada se encuentra el castillo de Peña Feliciana, de principios del siglo XII, que cuenta con un recinto amurallado irregular, una torre circular y una torre de planta cuadrada. Bajo el castillo se encuentra la iglesia-fortaleza de San Esteban, de estilo románico, con la peculiaridad que posee una cripta del siglo XIV.
En el casco viejo destacan también la plaza del Ayuntamiento y magníficas casas palaciegas de piedra del siglo XV al XVIII. ¡Ah!, y no os perdáis el palacio de Sada, una construcción renacentista del siglo XIII dedicada a San Martín de Tours. Esta fue la casa donde nació Fernando el Católico y actualmente acoge un centro de interpretación.
Sos del Rey |
Sos del Rey |
Una vez entrados en territorio navarro, comenzamos nuestro recorrido por el valle del Aragón con la visita al castillo de Javier (siglos X y XI), una fortaleza levantada sobre la roca para ser atalaya y torre de señales. El interior, cuya visita recomiendo, acoge un zaguán, diferentes salas y un par de capillas.
La siguiente parada en la ruta le corresponde a Sangüesa, la villa más importante de Navarra oriental, erigida a orillas del río Aragón. Visitamos el casco viejo, presidido por la iglesia de Santa María, una joya arquitectónica que destaca por su portada, cumbre del románico y monumento nacional y también vimos el palacio Príncipe de Viana, reconvertido en biblioteca.
Por la tarde nos acercamos al monasterio de San Salvador de Leyre, románico del siglo XI, que acoge las tumbas de los reyes navarros. La visita al lugar valió la pena, por dos motivos: por las vistas de la sierra de Leyre y el embalse de Yesa, y por el recorrido histórico-artístico que realizamos al monasterio. El edificio consta de dos monasterios, Nuevo y Viejo (actual hospedería), una iglesia, un refectorio y la cripta, la zona más interesante.
A última hora de la tarde tomamos la carretera N-240 hasta el desvío de Lumbier y por una sinuosa carretera, la NA-178, remontamos el río Salazar por el valle homónimo. En veinte minutos nos situamos en Ezcároz, la villa donde habíamos instalado nuestro cuartel general para disfrutar de Navarra los siguientes tres días.
Ezcároz era una localidad muy tranquila. Su ubicación resultó idónea para movernos en coche por la zona y abordar los mejores enclaves navarros. La casa rural Jauregui fue ideal para alojarnos. Dispensaron buena atención y un excelente desayuno.
Ezcároz |
Casa Jauregui. Ezcároz |