Foz de Lumbier |
Partimos de Ezcároz de buena mañana por la N-178 y 12 kilómetros antes de llegar a Domeño, nos detuvimos en el Mirador de Iso, que constituye una excelente atalaya para contemplar la Foz de Arbayún, una impresionante garganta excavada por el río Salazar a lo largo de miles de años al encontrarse con la muralla de la sierra de Leyre.
Proseguimos por la N-178, y a la altura de la villa de Lumbier tomamos el desvío que llevaba al aparcamiento de la Foz de Lumbier. El acceso al desfiladero se realizaba por un carril señalizado.
La Foz de Lumbier es un desfiladero por el que serpentea el río Irati, cuyo caudal se ve aumentado unos metros antes gracias al aporte de las aguas del río Salazar. Se trata de una hoz estrecha y pequeña, de 1.300 metros de longitud, con paredes que presentan tramos totalmente verticales que llegan a alcanzar los 150 metros de altitud y que constituyen el hábitat ideal de una nutrida colonia de buitres leonados.
La hoz puede ser recorrida por un sencillo camino interior ubicado al pie de los acantilados. El trazado fue realizado para el tren de Irati (primer tren eléctrico de España), un ferrocarril de vía estrecha que comunicó Pamplona con Sangüesa. Las vías se han retirado y su lugar lo ocupa una senda prácticamente llana, que incluye dos largos túneles tallados en la piedra de 206 y 160 metros. Al final de la hoz podremos ver las ruinas del Puente del Diablo (siglo XVI), de un solo arco, destruido por los franceses en la Guerra de la Independencia.
Cubrimos en poco más de media hora los escasos 40 kilómetros que separan, por la N-240, Lumbier de Pamplona, iniciando así la segunda excursión del día. Tras estacionar los vehículos comenzamos la visita a la capital navarra por la Ciudadela, fortificación amurallada construida entre 1571 y 1645.
Como cabía esperar, accedimos a pie al casco antiguo de Pamplona por la plaza del Castillo, ubicada en el corazón de la ciudad. Seguidamente, por la calle Estafeta (donde corren los toros en San Fermín), nos acercamos hasta el Ayuntamiento, un edificio que destaca por su fachada barroca y neoclásica. Cerca de la catedral de Santa María (siglo XV) se encuentra la plaza de San José y un poco más allá, recomiendo que visitéis el Rincón del Caballo Blanco, uno de los espacios más singulares de Pamplona, con una vista genial de las murallas.