Plaza de la República |
Habíamos fijado nuestra residencia en las afueras de Perpiñán (Perpignà en catalán), concretamente en el hotel B&B de Porte d'Espagne. El acceso en coche no era fácil, por eso os recomiendo que llevéis un buen mapa de la zona o GPS en el coche. El hotel era sencillo, disponía de dos habitaciones (una con dos camas en la parte superior), y de un pequeño cuarto de baño con ducha.
Diez minutos tardamos en alcanzar el centro de Perpiñán en coche. Estacionamos de forma gratuita en el bulevar Félix Mercader, muy cerca del palacio de los Reyes de Mallorca.
Nos acercamos a pie hasta la base de esta robusta fortificación, mandada construir en 1276 por el rey Jaume II. Eso sí, llegamos a media tarde, cuando ya había echado el cierre. Otra vez será.
Descendimos de la loma que acoge el castillo en dirección a la plaza de la República. Pasamos por calles estrechas, sembradas de vetustas viviendas, muchas de ellas con sus fachadas un tanto destartaladas, y con sus pequeños locales cerrados, detalle de que ya era un pelín tarde. Llegados a la plaza de Peluts comprobamos que el centro de Perpiñán respiraba el ambiente típico de un sábado noche.
Una diminuta calle peatonal nos trasladó hasta la plaza de la República, situada en el corazón de la ciudad. De planta cuadrada, la plaza es el lugar ideal para descansar y tomar algún refrigerio en alguno de sus muchos bares con terraza.
Nos sorprendió la noche mientras nos dirigíamos hacia el palacio de la Diputación, edifio de típica arquitectura rosellonesa construido en 1397, que antiguamente acogiera la Lonja del Mar y que actualmente alberga el Ayuntamiento y la oficina de turismo.
Muy cerca del Ayuntamiento, en la plaza León Gambetta, se encuentra la catedral de Sant Joan Bautista, del año 1324.
Concluimos la visita turística vespertina en la cercana plaza de la Victoria, lugar que acoge El Castillet, emblemático edifico construido a finales del siglo XIV.
El Castillet fue primero una puerta de acceso a la ciudad y posteriormente, con el paso de los años, se convirtió en una cárcel. En la actualidad acoge el Museo de Historia de Perpiñán.