Esa mañana, tras tomar el desayuno en el hostel, caminamos unas seis manzanas y abordamos el puente Harvard sobre el río Charles. Desde el centro del puente contemplamos una bonita panorámica del Downtown de Boston.
En la margen derecha del río había un pequeño parque y una zona de amarre destinada al atraque de embarcaciones de remo. Un par de puentes más abajo, una presa retenía las aguas del río antes de que desembocara en el océano Atlántico.
Al cruzar el puente alcanzamos el campus del MIT, cuyo césped estaba verde y bien cuidadito. Los edificios universitarios estaban dispersos a su alrededor.
El MIT (Instituyo Tecnológico de Masachusets) es una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos. Como pudimos comprobar al recorrer sus instalaciones, esa mañana apenas había estudiantes en los edificios. Mi colega Isidoro, que había estudiado la carrera de informática recientemente, estaba muy feliz caminando por los pasillos y retratándose en las aulas con algunos equipos.Salimos del MIT y de su campus caminando por la calle Memorial Drive hacia el monumental puente Longfellow, que une el MIT con el centro de Boston. En su parte central, el puente se apoya sobre cuatro columnas con forma de faro. En adelante, nos dedicamos a seguir la línea roja que había dibujada en el plano turístico, que indicaba el trazado del sendero Freedom Trail.
Boston es una de las pocas ciudades norteamericanas que conserva en perfecto estado su casco antiguo, es por eso que está considerada como una de las urbes más europeas de América. Dimos fe de ello mientras nos movíamos por las callejuelas del centro, que parecían estar trazadas sin orden aparente (cosa rara en EE.UU.).
Pasamos junto a la capilla King’s Chapel, que tiene un cementerio del año 1754, y luego vimos dos viejas casas, la Old Corner Bookstore, del año 1712, y la iglesia Old South Meeting , del año 1729, ambas de ladrillo rojo visto.
Aunque los rascacielos dominan buena parte del Downtown, hablar de Boston implica hacer referencia a estupendas iglesias anglicanas del siglo XVIII, o a magníficas casas de ladrillo visto de época colonial que se conservan en perfecto estado.
En la calle Congress, por ejemplo, se encuentra la Old State House, del año 1713, que fuera sede del antiguo gobierno colonial británico. Y en esa misma calle está ubicado el Ayuntamiento de Boston. La bóveda superior de su campanario alberga cuatro relojes orientados según los puntos cardinales.
Unos metros más adelante, en Congress Street, apareció a nuestra derecha el Memorial que Nueva Inglaterra ha dedicado a los judíos que fueron asesinados en el Holocausto. El edificio emula un crematorio con paredes y chimeneas de vidrio. Unas rejillas colocadas en el suelo permiten ver cenizas e hipotéticos fuegos y en los laterales hay losas de mármol negro con inscripciones.
Frente al Boston City Hall se encuentran los mercados Quincy Market, North Market y South Market. Los tres se ubican en una zona peatonal muy animada, repleta de floristerías, comercios y bares con terrazas.
En la plaza que separaba los tres mercados vimos a un tipo disfrazado con la banderita de EE.UU. que estaba repartiendo folletos publicitarios. Conseguí que Isidoro me retratara junto a él sin llamar mucho la atención.
Poco después vimos a tres tipos vestidos con trajes de época colonial. Alrededor de ellos se congregó un grupito de gente que no paraba de reír. Lo curioso es que junto a ellos había una moto de la policía de Boston que no pegaba ni con cola.
A continuación, nos dirigimos al barrio de North End, que está situado junto al puerto, en la desembocadura del río Charles. Llegamos a él caminando bajo la autopista 93, que atraviesa la ciudad de norte a sur. Fuimos directamente a ver la vieja Casa de Paul Revere, construida en 1680, que está considerada como la más antigua de Boston. La casa está construida en madera, tiene dos plantas de altura y actualmente acoge un museo. Entrar salía caro, así que nos contentamos con contemplar su vistosa fachada.
Si camináis hacia el norte por la calle Hanover (vial donde abundan restaurantes italianos) llegaréis al parque o Mall de Paul Revere, donde podréis ver la estatua ecuestre dedicada a este patriota recordado por su rol como mensajero en las batallas de Lexington y Concord durante la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.
En la esquina opuesta a la etatua de Paul Revere se alza la iglesia Old North. Construida en 1723, está considerada como la iglesia más vieja de Boston, y destaca por sus ladrillos rojos y por su campanario de color blanco.
Poco después, en la calle Hull Street, visitamos el cementerio Copp’s Hill, construido en 1660 en lo alto de una colina. Ese lugar fue utilizado por las tropas norteamericanas para cañonear a los ingleses durante la independencia de Estados Unidos.
Desde el interior del cementerio pudimos ver con claridad la punta blanca del campanario de la iglesia Old North. Recorrimos el sendero de la derecha, hasta dar la vuelta al pequeño recinto. Quedé impresionado cuando vi lápidas del siglo XVIII.
A última hora de la tarde nos dirigimos al puerto de Boston por el puente North Washington para contemplar la fragata USS Constitution. Resultó que toda esa zona naval —muelles, barcos y edificios—, formaba parte de un parque nacional. Allí se habían reparado y construido navíos de la Marina de los Estados Unidos desde el año 1800.
La joya del parque, sin duda alguna, era el USS Constitution, considerado como el barco de guerra (que aún flota) más antiguo del mundo. Fue botado en el año 1797 y luchó contra piratas y tropas inglesas en 1812. Además, nunca perdió una guerra.
El USS Constitution era gigantesco, tenía tres o cuatro mástiles que imaginé sostendrían grandiosas velas. A babor y estribor poseía una larga hilera de cañones, pero lo que más me impresionó, aparte de su envergadura, fue el perfecto estado en que se encontraba. A través de una pasarela, previo pago de la entrada, se podía subir a la cubierta.
En el Pier 1 (muelle 1) había otro barquito de guerra, el USS Cassing Young. Con el resplandeciente color gris que caracteriza a los buques de guerra, este barco construido en Boston participó en la Segunda Guerra Mundial.
El último día del viaje, tras el obligado madrugón (5,50), cogimos el metro y nos desplazamos a la estación Greyhound. Partimos de Boston a las ocho, con una hora de retraso (se estropeó un autobús), lo que podía trastocar las últimas horas en la Gran Manzana antes de volar a Londres a las 18,15. El autobús era directo a Nueva York, realizó todo el trayecto por la Interestatal 95, por los estados de Masachusets, Rhode Island (pasamos cerca de Providence, la capital) y Conéctica (avanzamos por la línea de costa).