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Diccionario etimológico y toponímico
Santo Domingo. República Dominicana   Diciembre 2006
ETAPA 2: Faro de Colón I Ciudad Colonial I El Malecón
En ruta: Higüey I San Pedro de Macorís
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Una de las excursiones estrella de la República Dominicana lo constituye, sin lugar a dudas, su capital, Santo Domingo. Situada al sur del país, en la costa caribeña, merece la pena pasear sin rumbo fijo por la ciudad colonial, ocupada por los primeros edificios que los españoles levantaron en el nuevo mundo.

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Plaza de España de Sto. Domingo


Consejos e información útil

  • Trayectos (furgoneta):
    1/ De Punta Cana a Higüey, La Romana y San Pedro de Macorís.
    2/ Faro de Colón (afueras de Santo Domingo).
    3/ Ciudad Colonial de Santo Domingo.
    4/ De Santo Domingo a Punta Cana.
  • Alojamiento: Hotel Be Live Collection Punta Cana (antiguo Globalia).
  • Lo mejor:
    - La Ciudad Colonial.
    - Atravesar pueblos en la ruta.
  • Lo peor:
    - El Malecón, con aguas sucias y llenas de basura.
    - El Faro de Colón, un edificio frío y sin encanto, que supuestamente acoge las reliquias del genial navegante.
    - Un sinfín de badenes y socavones al atravesar las poblaciones.



De Higüey a San Pedro de Macorís

A las 7'30, con puntualidad, partimos del hotel en furgoneta. De copiloto iba Francis Feliu, el gigantón con el que hablé en la playa dos días atrás gracias al móvil de su amigo Orlando. Fijamos el precio de la excursión en 200$ (33$ por cabeza), muy por debajo de los 60$ por barba que nos pedían en el hotel.

La autopista que hoy día une Punta Cana con Santo Domingo (200 km.) estaba en construcción. Tan solo existía un tramo próximo a la capital. Así pues, iniciamos el recorrido avanzando por la vieja Nacional 3. Atravesamos la pedanía de Verón, llena de comercios que abrían a nuestro paso, y poco después alcanzamos Higüey, la capital de la provincia, que cuenta con una de las catedrales más grandes del Caribe. Higüey nos llamó mucho la atención por varios motivos: por sus mototaxis, por los grandes baches y socavones que inundaban sus calles, por las ristras de carne de vaca que colgaban en el exterior de las tiendas (por supuesto llenas de moscas) y por los muchos concesionarios de vehículos todoterreno que había.

En nuestra ruta hacia el oeste atravesamos el río Chavón y una urbanización privada, conocida como Casa de Campo, próxima a La Romana. "Aquí vive rodeado de lujo el bueno de Julio Iglesias", nos dijo Francis. La villa de La Romana, aparte de estar situada de cara al Caribe, no resaltaba precisamente por su belleza. Desde la furgoneta contemplamos el trajín del día a día de una ciudad de más de 50.000 habitantes. Vimos un obelisco pintado con vivos colores, mototaxis, mucha gente yendo de un lado a otro y, sobre todo, mucho tráfico sorteando enormes badenes.

Después de cruzar el caudaloso río Soco alcanzamos San Pedro de Macorís, última población antes de llegar a Santo Domingo. Desde el vehículo pude apreciar la falta de infraestructuras. Había muchas calles sin asfaltar y mucha gente usando mulos como medio de carga. Era como si hubiéramos retrocedido súbitamente en el tiempo. En algunos aspectos, me recordó mucho a mi querida Cuba.





Santo Domingo

Santo Domingo fue uno de los primeros asentamientos que los españoles fundaron en el Nuevo Mundo. Emplazada a orillas del río Ozama, la primitiva villa derivó en la próspera capital del país que lleva su nombre.


1. El Faro de Colón

En compañía de Francis, nuestro aplicado guía, hicimos un alto al este de Santo Domingo para visitar el Faro de Colón, un megaedificio frío y sobrio, donde supuestamente descansan parte de los restos mortales de Cristóbal Colón. Recorrimos la plaza bajo un sol de justicia y visitamos el interior del edificio hasta situarnos bajo la urna de Colón (acceso gratuito).

Nota: Parece ser que los huesos del maltrecho Colón están repartidos entre la urna que teníamos ante nuestras narices y otra que se encuentra en Sevilla. Como no podíamos abrir la cajita e inspeccionarla por nuestra cuenta, tuvimos que creer lo que nos decían.





2. Ciudad Colonial (por la mañana)

Francis nos condujo a todos hasta la zona colonial de Santo Domingo, ubicada al oeste del río Ozama. Él hizo de guía, ahuyentando a otros muchachos que se acercaban a nosotros; y comenzó por el viejo hospital de San Nicolás de Bari, el primero construido en el nuevo mundo, fundado por Nicolás de Ovando (gobernador de la Española en 1503.

La ruta por la Ciudad Colonial nos deparó gratas sorpresas en forma de casas coloniales: Casa de la Moneda (1540), Casa de Tostado (principios del XVI), hotel Ovando en la calle de las Damas (primera calle del Nuevo Mundo), etc. En la calle de las Damas también vimos la fortaleza de Ozama, el fuerte más antiguo construido por los europeos en toda América. Muy cerca, en la plaza del Reloj, nos asomamos a un mirador sobre el río Ozama; visitamos el Panteón Nacional, un mausoleo donde se conservan los restos de destacados personajes de la historia de la República Dominicana, y contemplamos el palacio de la Real Audiencia (1511), el primer tribunal de la corona española en América.





3. Ciudad Colonial y Malecón (por la tarde)

La visita al centro histórico de Santo Domingo continuó por la cercana plaza de España, que por esas fechas estaba adornada con un árbol de Navidad. En una esquina de la plaza, se hallaba el alcázar de Colón o palacio Virreinal de Don Diego Colón, concedido al hijo de Cristóbal Colón.

Muy cerca, en la cercana plaza de Colón, presidida por la estatua del genial navegante, alcanzamos la catedral de Santo Domingo, terminada en 1546, la primera que se levantó en América. Contemplamos su fachada gótica desde la plaza y a continuación, marchamos en coche hacia el Malecón siguiendo el trazado de la vieja muralla, mandada construir por Nicolás de Ovando a lo largo del siglo XVI para proteger la ciudad de ataques piratas. En el Malecón, aparte de tomar un tentempié, nos asomamos a las sucias aguas del Caribe, infestadas de basura que flotaba al compás de las olas. Fue de lo peorcito que vimos en la capital.




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