Estrechas y sombrías callejuelas, como las Vias Basilicius o Eugippo, aguardan al viajero al otro lado de la puerta de San Francisco, nuestro principal acceso a la Ciudad Vieja de San Marino.
Y el centro de atención, por tratarse de San Marino, se lo llevan las decenas de tiendas de regalos que se apiñan una tras otra a ambos lados de la calle. Y cuando no hay tiendas, aparece una plaza monumental, como la dedicada al monte Titano.
Ascendiendo por la calle Eugippo, a los pies del Palacio Público, alcanzamos la Cava de los Balestrieri, una cantera formada tras la extracción de las piedras utilizadas para la consolidación del Palacio Público de los Balestrieri. Hoy día, el área obtenida se utiliza para eventos al aire libre.
Y en la parte más alta de la calle Eugippo fuimos a parar a la plataforma norte del monte Titano, conocida como Cantone Panorámico. Se trata de un maravilloso balcón panorámico que dispensa al viajero las mejores vistas de la puerta Rupe, de la parte baja de San Marino, de Rímini y del mar Adriático.
El Cantone Panorámico acoge el monumento a Bartolomeo Borghesi, un historiador italiano que pasó sus últimos días en San Marino; y es también punto de partida del Funivia, el funicular que une San Marino con Borgo Maggiore por la cara norte del monte Titano.
Otro de los lugares imprescindibles de San Marino es la plaza de la Libertad, a la cual se accede por la contrada del Pianello. La plaza es de reducidas dimensiones y constituye un excelente mirador de la ciudad de San Marino. En un extremo de la plaza se localiza el palacio Público, actual Ayuntamiento de la ciudad de San Marino, un bonito edificio levantado en el siglo XIV.
Y en lado opuesto se alza el Parva Domus, un edificio construido en el siglo XVII, y que en la actualidad ocupa el Ministerio del Interior de la pequeña República.
Entre ellos se halla la estatua de la Libertad, esculpida en mármol de Carrara y que no ofrece dudas al visitante sobre las ansias independentistas de los ciudadanos de este diminuto país.
Estatua de la Libertad |
Contrada del Collegio |
En un plano superior al de la plaza de al Libertad, caminando por la contrada de Omagnano, se encuentra la basílica de San Marino, una iglesia neoclásica construida en 1836.
Frente a la basílica, subiendo por unas escaleras situadas en la contrada de Omagnano, encontraréis el Orti Borghesi (Huerto Borghesi), un apacible rincón verde donde podréis relajaros mientras contempláis las murallas medievales o los peces de colores que pululan por la pequeña fuente del parque.