Museo Arqueológico de Tebas |
Partimos de Atenas de buena mañana, tras tomar el desayuno en el hotel. La noche anterior estudié la ruta a seguir para salir de la ciudad indemne, sin problemas, pasando por las plazas Sintagma, Omonia y Karaiskaki. Y lo logré; conseguí escapar por la autopista 8 y enlazar con la E962, carretera que debía conducirnos a Tebas.
Hacia la mitad del recorrido, al atravesar el macizo Citerón, fronterizo entre las regiones de Ática y Beocia (Región Central), vimos que todo estaba cubierto de nieve.
La cuneta, las montañas y pequeños pueblos como Eritras habían sido pasto de una reciente y copiosa nevada. Grecia era así de imprevisible.
Tanto a la ida como a la vuelta (a última hora de la tarde), tuvimos la suerte de atravesar los puertos de montaña con la vía limpia gracias a las quitanieves. Eso sí, la temperatura exterior rondaba los 3 grados centígrados.
Poco queda de la micénica Tebas, la que fuera escenario de la trágica historia de Edipo. El Museo Arqueológico (3€), uno de los más importantes de Grecia tras el Arqueológico de Atenas, recoge una interesante colección de piezas de origen micénico, hallazgos de las excavaciones de la antigua Beocia.
El nuevo museo, inaugurado en una colina de Tebas y que sustituye al construido en 1962, cuenta con un área de exposición de 1000 m², por lo que se necesita tiempo para visitarlo.
El patio del museo, compartido por la Torre Medieval, acoge grandes piezas de mármol procedentes de las excavaciones de lugares de la antigua Beocia: estelas, bustos, figuras de animales mitológicos...
El interior del museo está dividido en cuatro grandes salas que contienen once secciones históricas, con colecciones de objetos que van desde el paleolítico hasta la época otomana.
Las colecciones proceden de yacimientos arqueológicos del área de la antigua Beocia, y entre los objetos expuestos destacan los pertenecientes a la Edad del Bronce: abundante cerámica, joyas, armas, frescos y herramientas. Cabe destacar los sellos cilíndricos orientales y los sarcófagos de Tanagra.
De la época arcaica destacan los objetos de cerámica y los kuros procedentes de Acrefias; del periodo clásico, las estelas funerarias y ofrendas votivas, y de los periodos helenístico y romano, una serie de bustos.
En un lateral del museo, bajo los cimientos del edificio principal, descubrimos restos de antiguos asentamientos, de los pocos que se conservan en la ciudad.
En el patio del museo, presidiendo el recinto, se alza la Torre Medieval, una sólida estructura que formó parte de la antigua fortificación medieval de la ciudad.
Perteneciente a una antigua fortaleza franca, se cree que fue construida en 1278 por el gobernante de Tebas: Nicolaos de Saint Omer, que la utilizó como palacio.