La visita a Caravaca tiene dos partes: el centro histórico y el Santuario de la Vera Cruz. Y empezamos por la primera. Mientras recorríamos el núcleo antiguo, desfilando ante el Museo Carrilero, con la mirada perdida en la muralla del Castillo, fuimos buscando un restaurante donde almorzar.
Situada en el corazón de la ciudad, la plaza del Arco es el punto de partida para recorrer el casco antiguo. A su alrededor veréis edificios históricos y soportales.
En el centro de la plaza, junto a la fuente potable, se encuentra el Monumento a los Moros y Cristianos. Fue realizado en el año 1985 por el escultor Rafael Pi Belda en homenaje a las fiestas de Moros y Cristianos de Caravaca de la Cruz.
La plaza del Arco es el principal punto de encuentro de la ciudad. Una de las entradas se realiza por un arco de medio punto perteneciente al Ayuntamiento, de ahí su nombre.
El Ayuntamiento de Caravaca fue construido en el siglo XVIII. Destaca por su fachada barroca murciana con un pórtico de arcos de medio punto. Antiguamente fue la casa del corregidor.
Alrededor de la iglesia del Salvador se concentran las calles estrechas y peatonales que conforman el casco viejo. Una de ellas es la calle de las Monjas, que aloja la cofradía de la Vera Cruz. Por si os va el tema religioso.
Caravaca cuenta con varios museos: el Carrilero, el de los Caballos del Vino, el Arqueológico Municipal y el Museo de la Fiesta, ubicado al final de la calle de las Monjas. Este museo está dedicado a los festejos y las tradiciones locales.
La búsqueda del restaurante nos condujo a la plaza del Templete, un monumento de planta hexagonal y de estilo barroco construido en 1801. Popularmente es conocido como "El Bañadero". En este lugar se celebra la bendición de las aguas en las fiestas de la Cruz de Mayo.
Tras el almuerzo llegó el momento de visitar el Castillo y el Santuario de la Vera Cruz. El ascenso al Castillo se realiza por la calle en Cuesta, que nace en la plaza Nueva. En ella se encuentra el Monumento a los Caballos del Vino y el Monumento a El Peregrino.
La Cuesta se abrió con la construcción del Santuario de la Vera Cruz en el siglo XVII. Cada dos de mayo en ella se produce el acto central del festejo de los Caballos del Vino. Cada caballo, guiado por cuatro zagales, corre contra reloj para conseguir el preciado premio de carrera.
Toda la calle es un excelente mirador de la ciudad. En el centro histórico sobresale la imponente silueta de la iglesia de Santiago, una joya del renacimiento murciano del siglo XVI. Destaca su espectacular portada y su interior de tres naves.
Situado en la cima de la colina que dio nombre a Caravaca, se localiza el Castillo, una fortaleza medieval construida por los musulmanes y reformada por los templarios.
Una vez arriba, tendréis una impresionante vista de Caravaca y la muralla del Castillo, que cuenta con 14 torreones. Los más destacados son la Torre de las Campanas y la Torre del Homenaje, la más antigua de todas, conocida como Torre Chacona.
En la explanada del Castillo se localiza la basílica de la Vera Cruz, famosa por guardar la Santa Reliquia, una cruz de doble brazo con gran significado religioso.
La basílica es del siglo XVII y a ella acuden los peregrinos para ganarse el jubileo. La vistosa fachada barroca (el elemento más característico) se añadió en el siglo XVIII con mármoles de la zona.
Recordad que la entrada a la basílica es gratuita, sólo debéis pagar si queréis ver el museo. Y si queréis tener una vista completa del Santuario y el Castillo, os aconsejo que os asoméis por la parte de atrás de la colina. La panorámica os gustará.
Seguidamente, nos desplazamos en coche a las Fuentes del Marqués (situadas a dos kilómetros de Caravaca), un paraje natural donde el agua está presente en forma de estanques y canales.
La finca debe su nombre a sus anteriores dueños, los marqueses de San Mamés, y, por supuesto, por el nacimiento en ella de varios manantiales de agua. Es un espacio de gran interés paisajístico, cultural y ecológico.
En el interior del parque, escondido entre la maleza, pudimos admirar el torreón de los Templarios, una construcción del siglo XVI.