Estacionamos el vehículo en la zona libre de pago, un pelín alejados de la playa y el puerto. Tras una larga caminata por el paseo que vertebra el complejo vacacional, alcanzamos la playa. Como era pronto y el sol aún no achicharraba, optamos por acercarnos al puerto deportivo.
El sol y los atardeceres son los sellos característicos de Puerto de Mogán. Nosotros nos presentamos en el puerto deportivo por la mañana, cuando las sombras y el frescor matinal nos permitieron descubrir esta joya de la corona canaria.
Los canales de agua marina que corren entre las casas de pescadores y entre el puerto y la playa le han dado a Puerto de Mogán el sobrenombre de la "Pequeña Venecia".
Canal de agua |
Otro canal de agua |
En las calles adoquinadas situadas tras el puerto y la playa, adornadas con buganvillas, se puede encontrar comercios de venta de velas hechas a mano, joyería, ropa, recuerdos y cuero.
El puerto deportivo es un punto de parada para los yates en sus rutas a través del Atlántico hacia el Caribe. El puerto está unido con otras poblaciones de la costa a través de un ferry y ofrece también excursiones y barcos de alquiler.
El tranquilo puerto es un sitio fabuloso donde comer marisco y contratar un paseo en barco o unas horas de buceo. Son muchos los restaurantes que se reparten los bajos de las casas de pescadores, con sus terrazas orientadas al puerto.
La playa de Mogán no es muy grande. Tiene arena dorada traída del Sáhara y, como suele ocurrer con todas las playas artificiales de la isla, se convierte en una balsa gracias a los rompeolas, lo que la hacen ideal para las familias.
La temperatura del agua, que raras veces desciende por debajo de los 20 grados, un pecio a unos 20 metros de profundidad y un antiguo muelle de piedra constituyen un entorno ideal para los aficionados al buceo (cerca de la playa hay algunas empresas dedicadas a esta práctica).
Puerto de Mogán fue originariamente un pueblo de pescadores que ha ido creciendo, ganándole terreno al mar, hasta convertirse en un complejo vacacional con puerto deportivo.
Habíamos visto un buen puñado de restaurantes en el puerto deportivo, sin embargo, decidimos quedarnos en la principal plaza del pueblo antiguo, conocida como Pedro Betancor. En un banco de la plaza se halla la estatua dedicada al señor Elías Hernández, un respetado anciano de Puerto de Mogán ya fallecido.
En la plaza se encuentra el restaurante La Placita, especializado en raciones de pescado y marisco, un local con terraza exterior y aire acondicionado en el interior. La calidad relación-precio fue excelente.
257 escalones (algunos menos si se acomete la subida por calles en cuesta) son los que hay que sortear si se quiere alcanzar el Mirador de Mogán o de Juan Hernández desde la parte baja del pueblo antiguo.
El mirador está dedicado a Juan Hernández Romero, un concejal de Mogán que fue un gran visionario y emprendedor, cuyo carácter altruista le mantuvo implicado con el municipio y con su gente. En el mirador podéis ver un busto con su figura y unos metros más abajo veréis la escultura de un niño que atrapa una anguila.
El mirador de Mogán se encuentra en la ladera del casco antiguo, a una altitud de 50 metros sobre el nivel del mar. Desde este punto, por encima de las casas, se divisa una privilegiada panorámica del puerto y la playa.
A pesar de estar bajo amenaza, Puerto de Mogán se las ha ingeniado para evitar el frenesí inmobiliario que devasta otras zonas de la costa sur de Gran Canaria. Un ejemplo de ello son las antiguas casas de blancas fachadas que se desparraman por la colina.
Las autoridades locales han optado por alojar a los turistas en un complejo de hoteles de baja altura con pocas plazas, mucho más agradable a la vista que los altos hoteles construidos en la década de 1960 en otros lugares: Amadores, Puerto Rico...
En la segunda línea de edificios tras la playa veréis la ermita de San Fernando. Construida en 1935 por iniciativa de una familia local, esta sencilla capilla es el lugar donde acudían las mujeres de los pescadores para rezar por el retorno seguro de sus maridos, hermanos e hijos.
En un lateral de la montaña, cerca de la playa, se encuentra el yacimiento de la Cañada de los Gatos. Con más de un milenio de historia, incluye un lugar de enterramiento guanche. La entrada es de pago, pero cuando fuimos a visitarlo estaba cerrado.