Unos 18 kilómetros, por una carretera sinuosa y empinada, separan Teror de la Cruz de Tejeda, uno de los puertos de montaña más bucólicos de Gran Canaria. De hecho, todas las carreteras llevan a esta gran cruz de piedra, que se alza en el centro de la isla.
La Cruz de Tejeda, el enorme crucifijo de piedra verde grisácea, marca el hipotético centro de la isla (no el centro geográfico exacto). Todas las carreteras convergen en este punto, aunque durante siglos fue la encrucijada de los caminos reales que atravesaban la isla.
Casi todos estos antiguos caminos están bien señalizados y ofrecen inigualables recorridos de montaña, como el exuberante descenso a Teror, las rutas por el centro de la isla y la dura caminata a Puerto de las Nieves, en la costa oeste.
El puerto de la Cruz de Tejeda cuenta con un Parador Nacional, dos excelentes restaurantes, un museo de taxidermia, aseos gratuitos y una oficina de información turística.
Los fines de semana, como era el caso, el puerto suele estar frecuentado por ciclistas y motoristas. Si, además, lo coronáis en agosto, la afluencia de turistas que llegan en coches de alquiler os hará sentir que no estáis solos. Esa mañana había demasiada gente, incluso en el Parador Nacional.
El puerto constituye una perfecta atalaya desde la que contemplar, a corta distancia, el Roque Nublo (el que más se asocia con la imagen de Gran Canaria), y a larga distancia, Tenerife, con el Teide destacando en el perfil de la isla.
En la Cruz de Tejeda se encuentra el inicio de la carretera de alta montaña GC-150, la que tomamos nosotros. Transcurridos unos minutos alcanzamos el Mirador Degollada de la Becerra, punto de obligada parada si se quiere disfrutar de las privilegiadas vistas que ofrece.
En días despejados como el que tuvimos esa jornada, el mirador es una magnífica atalaya desde la que poder contemplar el Roque Nublo, el Roque Bentayga y el monte más alto de España, el Teide, en la cercana isla de Tenerife.
A partir del mirador, la carretera serpentea por el llano que se extiende a los pies del Pico de las Nieves. Se trata de una zona de pícnic frecuentada por los lugareños para realizar almuerzos campestres. Las dos mejores zonas son los Llanos de la Pez y los Llanos de Ana López, ambos en la GC-600.
Continuamos por la carretera GC-150 en dirección sur. Pasamos por varios cruces, pero nosotros avanzamos en dirección al Mirador del Pico de los Pozos de las Nieves, por la CG-130 y la GC-134, hasta alcanzar el final de la carretera, en el Pozo de las Nieves.
El mirador más alto de la isla brinda unas vistas impresionantes; bueno, siempre y cuando se llegue antes de que las nubes cubran la cima. En invierno, tras las precipitaciones, los isleños acuden hasta aquí para ver las efímeras nieves.
El mirador es conocido como Pozo de las Nieves porque cerca hay pozos abandonados (siglo XVII) que se utilizaban para almacenar nieve que luego se transportaba a la capital para la conservación de alimentos.
El Pico de las Nieves es la segunda cima de Gran Canaria en altitud, con 1.948 metros. Aunque tradicionalmente se le consideraba como el punto más alto de la isla, mediciones modernas sitúan éste en el cercano Morro de la Agujerada, con 1.957 metros.
Ambas cimas se encuentran muy cerca una de la otra. Al Pico de las Nieves resulta fácil ascender a pie desde la carretera, mientras que al Morro de la Agujerada hay que hacer equilibrios por la cresta que parte del Mirador de los Pozos.
En los días despejados, como el que disfrutamos, el bello panorama abarca desde las montañas centrales hasta la costa. El único inconveniente que tiene este mirador es la cercana estación de radio militar, que estropea buena parte de la vista panorámica.