Para llegar hasta el desfiladero de los Gaitanes desde Antequera, fuimos en dirección a Valle de Abdalajís por varias carreteras comarcales que estaban en buen estado. Pero la parte final de la ruta (carretera MA-5403) fue otro cantar: vial estrecho, con baches, mal señalizado..., y todo acompañado de un pronunciado descenso hasta El Chorro.
El Chorro, pedanía de Álora asentada junto al embalse Tajo de la Encantada, se ha convertido en la puerta de entrada sur del Caminito del Rey (si bien la ruta se realiza de norte a sur).
El término de "El Chorro" proviene del espectacular fenómeno que producían las fuertes lluvias del interior de la provincia y de la unión de los tres ríos (la denominada "junta de ríos"). Ese único y potente cauce de agua entraba en los cañones hasta salir a presión por el desfiladero de los Gaitanes en un gran golpe o Chorro.
Queríamos ver el alto Puente Colgante situado en la garganta de los Gaitanes, pero un guía nos aconsejó que nos desplazáramos a la otra orilla del embalse por la carretera que va al Centro de Recepción del Paraje Natural. "Desde allí lo veréis mejor", nos dijo. Y le hicimos caso. Montamos en el coche y nos dirigimos hacia la presa Tajo de la Encantada.
La construcción del Salto y Central Hidroeléctrica propició una gran actividad al poblado de El Chorro, incrementándose el número de habitantes e instalaciones. Muchos de los edificios construidos combinaban funcionalidad, estética y armonía con el conjunto, donde no faltaron zonas ajardinadas. Los empleados estaban exentos del pago de la electricidad.
Remontamos la carretera MA-5403 por la orilla occidental del embalse Tajo de la Encantada, hasta alcanzar una zona de tierra abierta en la cuneta.
Desde este punto, junto al embalse, pudimos contemplar el angosto desfiladero de Los Gaitanes. Pero aún estábamos lejos y los árboles obstaculizaban la vista. El mirador no colmó mis pretensiones, por eso me aventuré a caminar por la cuneta de la carretera, con el embalse a mi derecha.
Conforme caminaba pude apreciar las dimensiones de las calizas del macizo de la Sierra de Huma, muy sensibles a la erosión del agua y del viento, que dan un pintoresco aspecto al paisaje. Desde el punto de vista estético, lo más espectacular es, sin duda alguna, la verticalidad de estas grandes masas rocosas (de donde vendría el topónimo de Gaitanes).
El Paraje Natural toma su nombre de su punto más espectacular: el desfiladero de los Gaitanes. Se trata de una angosta garganta labrada por el río Guadalhorce sobre las calizas y dolomías del Jurásico y del Mioceno.
Llaman la atención las dimensiones de este estrecho cañón de más de tres kilómetros de largo. En algunos tramos, la anchura entre sus los lados apenas sobrepasa los diez metros, lo que resulta aún mucho más impresionante teniendo en cuenta que en algunos puntos la altura de la cima sobre el río alcanza los 700 metros.
También existen bastantes cavidades en las paredes de la garganta, algunas muy por encima del curso del Guadalhorce. Además, es fácil ver otras cuevas dentro del Paraje Natural, como las que hasta hace pocos años fueron utilizadas como moradas por los habitantes de la zona. (Kai en vasco significa "amparo, refugio").
El Puente Colgante del Caminito del Rey está anclado con largos tirantes a 105 metros de altura, de pared a pared, y con 35 metros de longitud. Es, quizá, lo que más llama la atención del desfiladero. Bajo el puente, el río Guadalhorce forma una pequeña cascada.
El desfiladero de los Gaitanes es el tramo más espectacular del Paraje Natural, no sólo por sus valores geológicos, sino también por la antigua infraestructura desarrollada para el ferrocarril (túneles, viaductos, camino de servicio...).