Ese año, como novedad en Benasque, nos alojamos en un bloque de apartamentos Ballbenás ubicado en la carretera de Anciles. Estuvimos más tranquilos y los vehículos pudieron descansar en el párquing, a salvo de la escarcha que se formaba por las mañanas.
La otra novedad fue algo increíble, una casualidad que se suele dar una vez en la vida. Mari Jose, una prima hermana mía, su hija y su marido, habían viajado a Benasque desde Murcia para disfrutar del puente de todos los Santos, o de Halloween, según se mire. Ellos y nosotros (recordemos que veníamos de Barcelona) coincidimos una tarde en la calle Mayor de Benasque. No nos habíamos visto en años.
Para los que nunca han visitado el Parque Natural Posets-Maladeta, es fundamental que comiencen a familiarizarse con él recorriendo el fondo del valle de Benasque, entre los llanos del Hospital y el plan d'Aiguallut, una de las excursiones estrella de este bello enclave natural. Si además, la senda está repleta de nieve y luce un sol radiante, como nos ocurrió a nosotros, añadiremos un plus a la caminata.
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Estacionamos los vehículos en el aparcamiento de tierra previo al Hospital de Benasque, hotel de alta montaña ubicado a 1.750 metros de altitud que ofrece gran confort y calidad a sus huéspedes, e iniciamos la ruta caminando por los Llanos del Hospital, una pradera repleta de nieve que en invierno funciona como estación de esquí nórdico y que ese día acogía a unos cuantos caballos de raza autóctona.
La senda, siempre repleta de nieve, nos jugó malas pasadas en algunos repechos, pero por lo general nos dio más satisfacciones que penas. Pasamos por el Plan d'Estany, una pradera cubierta de nieve y agua que es también cruce de caminos. A la izquierda parte la senda que lleva a los puertos del Portillón de Benasque y la Picada, y más adelante se encuentra el enlace con la pista forestal que lleva a La Besurta (1.900 m), cabaña que acoge un merendero y el final de dicha pista forestal.
De La Besurta parten varias sendas interesantes: la que conduce a los ibones de Billamorta, la que asciende al refugio de La Renclusa, y la que seguimos nosotros por el fondo del valle hasta el plan d'Aiguallut. En los primeros metros, la senda asciende en zigzag por un terreno escarpado, carente de árboles y saturado de nieve nueva, muy blanda. Más adelante, sin río alguno que nos acompañe, atravesamos un páramo helado que nos lleva hasta el Forau d'Aiguallut, un agujero mágico que engulle las aguas del río Aiguallut y las conduce, bajo tierra, hasta el cercano Valle de Arán, donde vuelven a resurgir por los Güells/Ojos del Jueu.
El último tramo del itinerario, una vez superada la cascada de Aiguallut, se encuentra en el Plan d'Aiguallut (2.030 m), una pradera rodeada de altas cimas que recoge las aguas procedentes del Aneto (Ball de Barrancs) y la Balleta de la Caleta. Los llanos, cubiertos de nieve y de serpenteantes riachuelos, nos dispensaron un par de placeres para la vista y el gusto: el Aneto y su glaciar, y unos bocatas con los que reponer fuerzas para el descenso respectivamente. Por cierto, el complicado descenso no estuvo exento de buenos resbalones en la nieve.
A primeros de noviembre, como resultado de copiosas y recientes nevadas, el ascenso a los ibones de alta montaña se había complicado groso modo. Por eso, tras la experiencia que vivimos en el Plan d'Aiguallut (nos hundíamos en la nieve), decidimos realizar una placentera y larga excursión por el valle de Ballibierna, hasta el refugio de Coronas o Pescadors.
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El plan de Senarta es una pradera verde y amplia a la que se accede pasado el embalse de Paso Nuevo, a unos cuatro kilómetros de Benasque. De Senarta sale un camino forestal apto para vehículos que, posteriormente, tras un largo ascenso en zigzag por un bosque de abetos, se adentra en el valle de Ballibierna. La pista, que responde a las señales rojas y blancas del GR-11, es larga, de nueve kilómetros de longitud hasta el refugio de Coronas o Pescadors, y vale la pena recorrerla a pie, sin prisas, como hicimos nosotros una vez estacionamos los vehículos en el aparcamiento de Senarta.
Senarta. Valle de Benasque |
Entrada a Ballibierna |
Una vez entrados en Ballibierna, el camino asciende con suavidad por entre prados custodiados por montañas que rozan o superan los tres mil metros de altitud. El río queda abajo, encajonado en el barranco, y ni siquiera se oye el fluir de sus correntosas aguas. A mitad del camino aparece la cabaña-refugio del Quillón y más adelante, sobre los 1.800 metros de altitud, aparecen los primeros tramos de hielo en el camino.
A 1.960 metros de altitud, al final de la pista de tierra, alcanzamos el refugio de Coronas, o de Pescadors (aunque en algunos mapas figura como Les Riberetes), una cabaña no vigilada que suelen utilizar aquellos montañeros que quieren ascender al Aneto por su cara sur o aquellos que se mueven por la senda GR-11.
Refugio de Coronas |
Refugio de Coronas |
Rodeado de abetos y pinos, en un prado cubierto de nieve por donde fluyen las aguas procedente de los ibones, a nosotros el refugio nos sirvió para almorzar, descansar y admirar las altas cumbres que nos rodeaban, casi todas muy por encima de los tres mil metros de altitud: Aneto, Rossell, Ballibierna...
Arroyo Ballibierna |
Arroyo Ballibierna |
La última etapa de este viaje transcurrió en Aínsa, una de las villas medievales más bonitas de Aragón. Su casco viejo, su castillo, sus dos ríos (Cinca y Ara) y sus afamados restaurantes pusieron la guinda a dos maravillosos días en el Pirineo oscense.
Aínsa desde el castillo |
El último día, de buena mañana, partimos de Benasque por la carretera de Graus, siguiendo el cauce del río Ésera. A la altura de Campo seguimos por la N-260 (carretera transpirenaica) para enlazar con el vecino valle del Cinca y alcanzar la villa medieval de Aínsa. Estacionamos los vehículos junto al castillo, en el aparcamiento gratuito, y rápidamente nos aupamos a la muralla para contemplar la villa y el macizo del Monte Perdido.
Castillo de Aínsa |
Monte Perdido desde el castillo |
En el coqueto casco antiguo de Aínsa, de origen medieval, nos aupamos hasta la muralla del castillo (siglos XI-XVI), paseamos por la porticada plaza mayor (siglos XIII-XV) y caminamos pausadamente por sus calles de origen medieval, con almuerzo incluido en uno de sus aclamados restaurantes.
Iglesia de Aínsa |
Plaza Mayor de Aínsa |