Panorámica de Pal |
Llegamos a Pal procecedentes de la vecina estación de esquí de Arinsal, donde habíamos pasado parte de la mañana. A la altura de Erts tomamos la carretera que asciende por el valle del río Pal.
El pueblo de Pal es uno de los conjuntos rurales mejor conservados de Andorra. Podéis acceder al núcleo histórico por la vieja fuente ubicada junto a la carretera, en la plaza del Pueblo.
Detrás de la fuente veréis la calle de Sant Climent, una empiada cuesta que comunica la carretera con la iglesia, y que os sumergirá de lleno en el bucólico Pal.
En el viejo Pal, sobre todo si camináis por la calle Mayor, veréis viejas casonas centenarias, la mayoría de ellas construidas en piedra y tejados a dos aguas, aunque también destacan casas de fachadas blancas con sus ventanitas de madera, que ya habíamos visto desde la carretera.
La iglesia de Sant Climent de Pal, de planta rectangular, es el monumento más relevante de la villa, y está considerada como uno de los mejores ejemplos del románico andorrano (con permiso de las iglesias de Fontaneda, Engolasters, Sant Joan de Caselles...).
La iglesia data de finales del siglo XII, con ampliaciones en época moderna. El campanario de estilo lombardo tiene tres pisos de ventanas geminadas, únicas en Andorra.
La iglesia de Pal sólo está abierta a visitas los meses de julio, agosto y septiembre. Estábamos en octubre, sin opciones de acceder al interior, aunque no nos importó. Valió la pena caminar bajo los soportales que acogen el magnífico pórtico.
Desde la iglesia tendréis unas buenas vistas panorámicas del valle de Pal y de las montañas que acogen un sector de la estación de esquí de Vallnord, limítrofes con la frontera española.