Lago de Engolasters |
Esta ruta en coche la realizamos en una mañana. Partimos de Canillo por la CG-2 (carretera de Francia), acompañando al río Valira de Oriente en un vertiginoso descenso.
A la altura de Encamp hicimos un alto para asomarnos al mirador de la carretera, una privilegiada atalaya desde la que poder contemplar el valle del Valira y las nubes bajas que acaparaban la atención esa mañana.
Antes de llegar a Escaldes-Engordany giramos a mano izquierda en el cruce que indicaba el lago Engolasters. La nueva carretera, la CS-200, tiene una pendiente considerable y multitud de curvas en zig-zag. Tras completar la fuerte subirda, de 2,5 kilómetros, alcanzamos el altiplano de Engolasters, que nos brindó unas vistas aéreas de Andorra la Vella y de su vecina Escaldes.
Junto al mirador, al otro lado de la carretera, se encuentra la iglesia de Sant Miquel de Engolasters, del siglo XII.
Sant Miquel destaca por su estilizado campanario lombardo de tres pisos de altura, que constituye una de las imágenes más características del románico andorrano.
Dos kilómetros por carretera asfaltada separan la iglesia de Sant Miquel de nuestro siguiente objetivo, el lago de Engolasters.
Ubicado a 1.647 metros de altitud, este alargado remanso de aguas azules está rodeado de pastos y de un espeso bosque, y sus orillas son ideales para caminar pausadamente, al margen del ajetreo que reina en el fondo del valle.