A San Saturio se puede llegar a pie o en coche desde Soria. Desde la misma ciudad parte una senda que desciende hasta el puente de San Saturio, si bien nosotros realizamos un híbrido (a pie + coche), pues estacionamos los vehículos en un pequeño aparcamiento ubicado en la N-122 (Soria-Zaragoza).
Desde el aparcamiento parte un carril asfaltado -muy estrecho hasta el monasterio de San Polo- que conduce, en 1,2 kilómetros, hasta la ermita de San Saturio. Este tramo se puede realizar en coche, pero yo recomiendo que lo cubráis a pie.
Al final del paseo, tras acometer una rampa en ligera subida, os situaréis en la entrada de la ermita. Una puerta en la alta reja da paso al interior, que es de libre acceso.
Junto a la entrada, en la pared rocosa, veréis una placa de mármol dedicada a un poema de Antonio Machado. El escritor frecuentó en muchas ocasiones este maravilloso enclave.
El conjunto está formado por unas grutas naturales sobre las que se construyó un edificio dedicado a uso religioso. Y lo primero que uno ve cuando deja atrás la puerta enrejada es, precisamente, la gran Cueva de San Prudencio
La Cueva de San Prudencio es la entrada a San Saturio. La tradición cuenta que en el siglo VI el noble soriano Saturio repartió sus riquezas entre los pobres y se instaló en ella. La ermita, con paredes labradas en la roca, se construyó siglos después, en el XVII.
Por medio de unas escaleras labradas en la roca accederemos a las plantas superiores del edificio, reservadas a las diferentes salas, habitaciones, capilla, iglesia, etc.
Comenzaremos la visita por la Sala de los Heros, utilizada por el Cabildo para celebrar sus juntas: una especie de Tribunal de las Aguas o hermandad de carácter agrícola.
Un espacio de la ermita está reservado a la pequeña Capilla rupestre, dedicada a San Miguel. Una imagen del arcángel preside el lugar donde habitó y oró San Saturio, el mismo donde San Prudencio lo enterró, según informa la lápida.
La visita continúa por la Sala de los Canónigos, que destaca por la serie pictórica de la Creación (siglo XVIII). Aquí podréis escribir algún deseo al santo en el libro de visitas.
Las ventanas de la sala dan al Duero, que en este punto baja represado. Si os asomáis por alguna de ellas veréis el río a su paso por el puente de San Saturio.
Anexa a la Sala de los Canónigos veréis la habitación que acoge la figura del Santero, la persona que se encargaba del cuidado de la ermita. El Santero tenía el compromiso de vivir en la fría ermita, apartado de la sociedad.
Desde la Sala del Ayuntamiento, que está presidida por el escudo de Soria, se observan excelentes panorámicas del "arco de ballesta" del Duero.
El área principal de la ermita está reservada a la capilla o iglesia (siglo XVIII), de planta central octogonal. El altar barroco, profusamente decorado, cobija un busto relicario del santo con sus restos. La bóbeda, la cúpula y los muros están adornados con frescos, del pintor barroco Juan Zapata Ferrer.
Recordad que el acceso a la ermita de San Saturio es gratuito. Las aportaciones las podéis realizar comprando artículos en la pequeña tienda ubicada en la planta superior, junto a la salida, o encendiendo velas con monedas.
La visita a la ermita no estará completa si no cruzáis el Duero por el peatonal puente de San Saturio. El conjunto, río, puente, ermita y roquedo, os sorprenderá gratamente.
San Saturio es un lugar maravilloso donde el arte y la naturaleza se funden. El bello entorno en que se encuentra, apartado de la ciudad, transmite mucha paz y sosiego al visitante.