Baño de Diana y La Caprichosa |
El circuito de las Cascadas (de cinco kilómetros de longitud) que recorre el Parque Natural está perfectamente señalizado con flechas azules. Sólo hay que seguirlas para poder contemplar, sin perderse, la treintena de cascadas que aparecerán ante vuestros atónitos ojos.
Este espacio natural es el resultado del magnífico trabajo que realizaron los monjes cistercienses hace siglos, que tras un duro y prolongado esfuerzo, dieron forma a este abrupto enclave salpicado de agua. Y todo comienza en el Vergel de Federico Muntadas.
Al fondo del Vergel de Federico Muntadas aparecerá un ramal del río Piedra, que en este caso está alimentado por tres espectaculares cascadas: el salto de La Trinidad, el Baño de Diana y La Caprichosa, un elegante salto que se precipita desde más de 30 metros.
El circuito prosigue por la parte superior de La Caprichosa, hasta alcanzar la parte más alta del Parque Natural. Aquí veremos preciosas cascadas, como Los Vadillos, un conjunto de saltos escalonados; Los Argálides, agua que se precipita por una roca, y Los Fresnos Altos, una de las más llamativas y fotografiadas del parque.
Tras un pequeño descenso, donde veremos la cascada de Los Fresnos Bajos, alcanzaremos nuevamente el cauce principal del río Piedra, con sorpresa incluida: la elegante Cascada Iris.
Y aquí comienza uno de los tramos más espectaculares del circuito, el que nos lleva al pie de la cascada Cola de Caballo a través de la angosta Gruta Iris: 54 metros de descenso por una galería tallada en la roca, con ventanas que se asoman al vacío y que nos permiten ver cómo se precipita el agua de la catarata más alta del Parque Natural.
La espectacular cascada Cola de Caballo, de 54 metros de caída libre, es una de las más altas de España. Y al final de la gruta Iris, aparece en todo su esplendor para deleite del visitante.
Y a partir de aquí, en la parte inferior del complejo, se pueden ver los entanques del centro de piscicultura, los primeros en fundarse en España, pues datan del año 1866.
Junto a los estanques, continuando por la parte inferior del recinto, llegaremos al Lago del Espejo, un apacible lugar donde poder relajarse mientras paseas y contemplas los altos roquedos reflejados en el agua.
Abandonamos el Lago del Espejo atravesando la dura roca del desfiladero por una larga galería. Al otro lado, tras dejar atrás un parque infantil, iniciaremos un ascenso en zigzag, de 50 metros, que nos permitirá contemplar las dos últimas cataratas del Parque Natural: la Fuente del Señor y la cascada de los Chorreaderos.