Pasarela de Gallocanta |
Esta ruta comienza en la provincia de Guadalajara, partiendo de buena mañana de Chequilla. A partir de Molina de Aragón tomamos la comarcal que se dirige a Daroca y, entrados en la provincia de Zaragoza, tomamos el desvío hacia la laguna de Gallocanta, situada a las afueras de la villa de Gallocanta.
A continuación atravesamos las desangeladas calles de Gallocanta, siguiendo los carteles que anunciaban el Centro de Interpretación de la laguna. Cuando estacionamos en el aparcamiento no había más coches. De hecho, no llegó nadie esa plomiza mañana.
La Laguna de Gallocanta es el lugar elegido por la grulla común para hacer un alto en el camino durante el trascurso de sus viajes migratorios. Cada otoño, hasta comenzar la primavera, llegan por miles en ordenadas formaciones, habiéndo llegado a contabilizarse hasta 60.000 ejemplares. Un auténtico espectáculo visual y sonoro que merece la pena vivir.
El Centro de Interpretación estaba cerrado, por lo que no pudimos entrar para husmear ni para protegernos del aire gélido que soplaba esa mañana (estábamos a 5ºC).
Junto al Centro de Interpretacón, a la izquierda del aparcamiento, se encuentra la Pasarela de Gallocanta, un camino de tierra que conduce hasta la orilla de la laguna y que en sus primeros metros es amplio.
Unos metros más adelante el camino se estrecha y enfila en línea recta hasta una caseta. No hay nadie que obstaculice nuestro paso.
Las dimensiones de la laguna son notables: cuenta con siete kilómetros y medio de longitud y una anchura de dos kilómetros y medio. Y, en periodos lluviosos, puede superar los dos metros de profundidad.
El tramo final del camino, previo a la caseta de observación, se realiza sobre un entramado de tablas de madera, con barandilla incluida. Desde el interior de la caseta, bajo una tenue llovizna, contemplamos en la más absoluta de las soledades la laguna de Gallocanta, un notable remanso de agua, hábitat de una nutrida fauna avícola.