Si llegáis al Port Vell procedentes de Las Ramblas, os llamará mucho la atención el Monumento a Colón, una alta columna que impresiona por su majestuosidad y la altura que tiene: 60 metros hasta la cabeza del almirante.
En el primer nivel del pedestal veréis ocho leones; si no queréis subir al mirador, podéis retrataros junto a alguno de ellos. Es la típica foto que suelen hacerse los turistas que se acercan a la estatua más famosa de Barcelona.
Apartado unos metros del puerto, veréis las Atarazanas Reales (Drassanes Reials en catalán), un museo naval ubicado en un edificio comenzado a construir a finales del siglo XIII, durante el reinado de Pedro III de Aragón. Si vais un domingo a partir de las 15 horas, entraréis gratis.
Que yo recuerde, Las Golondrinas siempre han estado en el muelle de las Atarazanas, frente a la estatua de Colón. Esta atracción turística es la forma más divertida de conocer el puerto y las playas de Barcelona.
Si no queréis navegar, podéis enfilar hacia la Rambla de Mar, una moderna pasarela de madera, diseñada en 1994 por Albert Viaplana y Helio Piñón, que discurre por encima del mar.
La pasarela une el muelle de la Fusta con la zona comercial del Maremágnum, en el muelle de España, y brinda una privilegiada vista panorámica del Port Vell, con sus barcas blancas amarradas al muelle.
Puede ocurrir que mientras caminéis por la Rambla de Mar, una o varias embarcaciones entren o salgan del puerto. El semáforo se pondrá en rojo y una plataforma giratoria abrirá el puente para permitir el paso de las barcas. La maniobra dura entre cinco y diez minutos.
Al final de la Rambla de Mar se encuentra el Maremágnum, un centro comercial y de ocio que ofrece unas buenas vistas del puerto y del paseo Marítimo de Barcelona.
El Maremágnum cuenta con una amplia selección de tiendas, restaurantes, cafeterías y bares donde podréis disfrutar de comida local e internacional. Muchos de estos establecimientos ofrecen terrazas con vistas al puerto, perfectas para relajarse y disfrutar de una buena comida.
Desde el Maremágnum podéis alcanzar el Moll de la Fusta, bien rodeando el Port Vell por la Barceloneta, bien regresando de nuevo por la Rambla de Mar. Este muelle sólo permite el amarre a embarcaciones con solera, como es el caso del Dreamy Sunsets, un bonito velero blanco.
El extenso palmeral que se abre en el Moll de la Fusta es la imagen que más se asocia con el puerto de Barcelona. A lo largo del año acoge eventos y espectáculos, y en Navidad, por ejemplo, añaden una noria, chiringuitos con comidas y bebidas, espectáculos, etc.
La Ronda Litoral, una vía de dos carriles por sentido, atraviesa el paseo de Colón como si de una cicatriz se tratase. Varios puentes con rampas en espiral, caracterizados por el color rojo de sus barandillas, permiten pasar del paseo de Colón al Moll de la Fusta salvando esta vía rápida.
La fachada marítima del centro histórico de Barcelona coincide con el paseo de Colón, una amplia avenida levantada por donde anteriormente discurría la muralla del mar.
En la intersección del paseo de Colón con Las Ramblas se encuentra el Gobierno Militar de Barcelona, un recio edificio construido en el terreno que ocupó el Convento de San Francisco. Es de estilo neoclásico y fue inaugurado en 1932.
El final de esta ruta portuaria concluye donde la iniciamos: en la intersección de Las Ramblas con el paseo de Colón, o lo que es lo mismo, en el Monumento a Cristóbal Colón.