Torres del Paine |
A las ocho de la mañana, puntuales, partimos de Puerto Natales en un minibús que acabó llenándose tras haber recogido a otros pasajeros. Transcurridos 25 km por pista de ripio (tierra) nos detuvismos en el Monumento Natural Cueva del Milodón. Aquí efectuamos la primera parada de la jornada.
Esta reserva, que está declarada Monumento Natural, consiste en una enorme cavidad rocosa que antaño fuera el hogar del milodón, un grandioso herbívoro parecido a un oso que se desplazaba sobre cuatro patas y que se extinguió hace unos diez mil años. A la entrada de la cueva pudimos ver una réplica a tamaño real del animal.
La siguiente parada en la ruta, tras rodear por la izquierda el lago Porteño, fue en el mirador del lago del Toro, uno de los más grandes de la reserva. El mirador nos proporcionó una primera toma de contacto con el macizo del Paine y se convirtió en el escenario improvisado de una entrevista por parte de dos reporteros de la televisión chilena. Muy cerca, en la carretera, avistamos un águila imperial posada en la copa de un árbol.
Ingresamos en el Parque Nacional por la portería Serrano, ubicada junto al río homónimo, que une el lago Toro con el canal Señoret, en el mar de Chile. Remontando el río Grey alcanzamos la orilla sur del lago Grey. Aquí iniciamos una excursión a pie por una senda que nos llevó hasta una playa repleta de témpanos de hielo y que concluía en una península con un mirador. Era el lugar ideal para contemplar el lago y el glaciar Grey, que se descolgaba del Campo de Hielo Sur. De vuelta al minibús se levantó un aire huracanado que nos impidió movernos por la playa arenosa.
El minibús nos llevó de vuelta a la portería Serrano. Tomó una nueva carretera que remontaba el río Paine por la derecha. Vimos pequeños lagos y poco después nos detuvimos en un mirador ubicado frente a la hostería Pehoé. Era un lugar maravilloso, con las lechosas aguas del lago Pehoé reflejando la imponente silueta del macizo del Paine. Unos metros río arriba volvimos a detenernos para contemplar el Salto Grande, una cascada del río Paine ubicada entre la unión de los lagos Pehoé y Nordenskjold. Siguiendo la senda del Mirador de los Cuernos avistamos multitud de guanacos (camélido amerindio), el animal más abundante del parque.
Por la tarde, tras tomar un rápido almuerzo, proseguimos por la pista de ripio, que en este tramo discurría encajonada entre los lagos Nordenskjold y Sarmiento. Paramos largos minutos en el Mirador Nordenskjold, un privilegiado enclave que se asoma al lago homónimo y del que tuvimos otra fenomenal perspectiva del macizo de las Torres del Paine. Estábamos rodeados de una nutrida fauna autóctona compuesta por guanacos y algún que otro zorro.
Salimos del Parque Nacional por la portería Laguna Amarga, llamada así por estar muy cerca de una pequeña laguna salada. Desde este punto, junto a la salobre laguna, tuvimos otra perspectiva de los dos colosos pétreos que conforman las Torres del Paine. El sol de la tarde ayudó a visualizarlos en toda su magnitud.
Laguna Amarga |
Laguna Amarga |
La carretera bordeaba el gigantesco lago Sarmiento, cuyas orillas estaban pobladas por manadas de ovejas y abstraídos ñandús, enormes aves que se movían de un lado para otro sobre sus largas patas, pues es bien sabido que no pueden volar. Y aquí acabó este festival de agua, hermosas montañas y fauna local. Paine nos encandiló a todos.
Lago Sarmiento |
Ñandús y ovejas |
De regreso a Puerto Natales hicimos una breve parada en una cafetería de Cerro Castillo, pequeña población ubicada junto a la frontera argentina por la que ya pasamos el día anterior.