Anfiteatro romano de Nimes |
Partimos de Barcelon a primerísima hora de la mañana y en dos horas, tras cruzar la frontera franco-española, alcanzamos Perpiñán, la primera parada en la ruta. La capital del Rosellón destaca por el castillo de los Reyes de Mallorca, hasta cuyas murallas nos acercamos.
A continuación paseamos por el corazón del centro histórico, que gira en torno a la plaza de la República. Ese sábado había mercadillo, y estaba algo animado.
Plaza Peluts. Perpiñán |
Plaza de la República |
Más tarde hicimos una parada en Narbona, una deliciosa ciudad con pasado romano. Estacionamos los coches en una zona residencial próxima al Jardín Mártires de la Resistencia, y nos acercamos a pie hasta la céntrica plaza del Ayuntamiento.
Alrededor del Ayuntamiento se levantan los principales edificios históricos de Narbona: Ayuntamiento, catedral, palacios Viejo y Nuevo, y también un tramo de la romana Vía Domitia, que unía Italia con España.
Al norte de Narbona, alcanzamos Béziers, población que destaca por su impresionante catedral medieval de San Nazario (visible desde la carretera).
Pero no entramos en la población, nos quedamos a unos cinco kilómetros del centro histórico, pues queríamos ver las esclusas de Fonsemanes. Ubicadas en el canal del Midi, esta obra de ingeniería permite a las pequeñas embarcaciones sortear el desnivel y moverse libremente entre el Mediterráneo y el Atlántico.
Esclusas de Fonsemanes. Béziers |
Esclusas de Fonsemanes. Béziers |
Al este de las esclusas, en Agde, tomamos un rápido almuerzo, y seguidamente continuamos avanzando hacia el norte por una estrecha franja de tierra que culminó en Sète.
La siguiente etapa nos lleva a Montpellier, una de las ciudades más animadas y progresistas del sur de Francia. Estacionamos el coche en pleno centro, en un aparcamiento subterráneo próximo a la plaza de la Comedia, conocida como l'oeuf por su forma de huevo. Realizamos una corta visita al casco histórico y, por supuesto, nos acercamos a ver la catedral de Saint Pierre, famosa por sus torres cilíndricas.
La última etapa de esta larga ruta nos conduce a Nimes, por cuyas calles paseamos siendo ya noche cerrada. Aparcamos muy cerca de la plaza de las Arenas, que acoge el anfiteatro romano del mismo nombre, y que en la actualidad aún se utiliza para celebrar corridas de toros.
Las Arenas de Nimes |
Las Arenas de Nimes |
Gracias a la iluminación nocturna, admiramos este impresionante monumento construido en el siglo I a.C., y también otros edificios de origen romano: la Maison Carrée y el Castellum (donde finalizaba el acueducto que traía el agua del Pont du Gard). Cenamos en un bar del casco histórico, contemplamos la catedral de Saint Castor y, emprendimos la marcha hacia nuestro destino final.
Maison Carrée. Nimes |
Catedral de San Castor. Nimes |
Tras abordar el último tramo de carretera, localizamos nuestro hotel en Aviñón (Provenza), el Campanile.