El Lloar |
Siurana |
El Priorat está repleto de pueblos diminutos con encanto. Uno de ellos es El Lloar. Ubicado junto al valle del río Montsant, el pueblo ofrece al visitante relajación y paz a dos horas exactas de Barcelona, en un marco inigualable de viñedos, almendros, olivos y altas montañas cuajadas de pinos. Es el lugar ideal para relajarse y realizar excursiones por sus alrededores, como a las bodegas Torres y a las cuevas de Rogerals.
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El Lloar fue un antiguo camino de paso entre el Ebro y Tarragona. Sus calles empinadas se asoman al río Montsant y entre sus atractivos destaca el Balcón del Priorat, la iglesia de Sant Miquel Arcàngel (1778), las bodegas Torres y las cuevas de Rogerals.
El Priorat disfruta de un clima benigno que ya supieron valorar los primeros cartujos que se instalaron en la comarca. Su sabiduría y su amor por el vino pusieron en el mapa a estas tierras, propiciando la aparición de muchas bodegas.
Bodegas Torres ha sido una de las últimas empresas en cultivar viñas en la comarca. El Lloar acoge varias hectáreas de sus viñedos. Existen visitas guiadas de una hora y media de duración, a 17€ por barba, donde se pueden ver las viñas, la selección de la uva, las bodegas y, por supuesto, con cata incluida de los dos únicos vinos que embotellan: Salmos y Perpetual, que llevan el sello Denominación de Origen del Priorat.
El inicio de esta senda, una de las más importantes que salen de El Lloar, se encuentra al norte del pueblo, en la prolongación de la calle Mayor. Apta para niños de tres años, los primeros metros son los más complicados. La pista gana altura por un terreno pedregoso. Al término del mismo se alcanzan los viñedos de las bodegas Torres, cuyo centro de visitantes dejaremos a la derecha.
En el tramo final, la pista serpentea entre viñedos y almendros, hasta que se llega a la zona escarpada de las cuevas de Rogerals. Nosotros las vimos a cierta distancia. Unos metros más arriba se encuentra la Font de Minfami, de origen árabe, que ya no visitamos.
Esta ruta, la única que realizamos por el Priorat, nos conduce hasta el extremo septentrional de la comarca. Comienza en El Lloar y, a través de la sierra del Montsant, concluye en la sierra de Prades, concretamente en Siurana, uno de los pueblos más encantadores de Cataluña.
Siurana |
Empleamos una hora en llegar a Siurana desde El Lloar por el costado sur de la sierra del Montsant. A partir de La Vilella Baixa, pueblo pintoresco de calles empinadas y de casas altísimas que divisamos desde el puente, accedimos al entorno del Parque Natural Serra del Montsant, con montañas características que alternan partes arcillosas y de gres con fabulosas formaciones geomorfológicas que dan lugar a precipicios, estrechos y barrancos.
Pasamos por Escaladei, pueblo que aloja una cartuja fundada en el siglo XII, cuyas ruinas no vimos por falta de tiempo, y también por La Morera de Montsant, antiguo pueblecito de origen musulmán ubicado bajo la muralla de piedra de la sierra de Montsant.
El acceso a Siurana no tiene desperdicio. A partir de Cornudella de Montsant se toma una retorcida carretera que se adentra en las montañas pedregosas de Prades, que hacen de la zona un centro de escalada de fama internacional, con más de mil vías repartidas por sus alrededores.
Estacionamos el coche en el aparcamiento superior, pasado el cámping, en el lugar que ocupó el castillo árabe. Aquí, sobre el barranco del río Siurana, vimos los restos del castillo y también una de estas vías de escalada.
En diez minutos de caminata nos situamos en el corazón de Siurana, cuyo centro histórico se halla rodeado de legendarios precipicios. Todo el pueblo es un expléndido mirador. Por un lado tenemos las montañas de Prades y por otro el pantano de Siurana, al que se asoma la iglesia románica de Santa María. El interior del templo lo podréis ver al módico precio de un euro y en el exterior debéis prestar atención a la tumba de la Reina Mora, que en tiempos de la reconquista prefirió lanzarse al barranco del río Siurana antes que ser apresada.